No cerró de la mejor manera la Selección este 2014. La derrota ante Uruguay en el Monumental no sólo acabó con el invicto como local de Jorge Sampaoli al mando de la Roja, sino que además volvió a dejar latente algunos problemas futbolísticos, que se repitieron durante buena parte del año y que de cara a la próxima Copa América difícilmente tengan una solución en el corto plazo.
La ecuación del técnico en el plano defensivo es clara. Prefiere perder centímetros en el juego aéreo, privilegiando velocidad y posesión para acentuar el dominio. Su obsesión es tan grande que desprecia a los especialistas para privilegiar a jugadores que en sus clubes se desempeñan en otras posiciones y que en la Selección deben convertirse en zagueros centrales.
La predilección del técnico por Francisco Silva en desmedro de Enzo Roco e Igor Lichnovsky, dos jóvenes zagueros centrales, confirma el hecho de que prefiere un experimento que le asegure salida limpia antes que un especialista.
Una apuesta arriesgada, que en muchos partidos le dio resultado a la hora de someter a los rivales. Pero en el análisis minucioso de los partidos jugados este 2014, revela una falencia clara a la hora de defender los centros aéreos, que no signifia que todo tenga que ver con la estatura de los centrales.
De todos los goles que recibió Chile, tres fueron de cabeza (Australia, Holanda y Uruguay) y uno surgió de un pivoteo tras un tiro de esquina (Brasil). En defensa de Sampaoli se puede establecer que en sólo el de los oceánicos se puede atribuir a la diferencia de centímetros entre el autor del gol (Cahill) y el defensor (Medel). En el resto, hubo desaplicaciones evidentes.
No deja de ser llamativo lo que ocurre con Jorge Valdivia. Despreciado durante el Mundial por Sampaoli, al punto de que el jugador renunció a la Selección entre otras razones por la escasa consideración, hoy después de lo hecho ante Venezuela, volvió a tener un lugar privilegiado en la Roja. Tanto, que sin él, el equipo volvió a perder profundidad y agudizó sus problemas con el último pase, el más difícil en el fútbol. Justamente lo que le sobra al Mago.
En los cuatro partidos post Mundial en que no contó con el volante, el entrenador probó las más variadas fórmulas, sin que ninguna le llenara el gusto. Tan pobre fue lo de la Selección, que los propios jugadores pidieron la vuelta del Mago.
El tema es que Valdivia pocas veces está en óptimas condiciones. Y lo peor es que el técnico no confía por ahora en un reemplazante natural y sí es capaz de sacar de su zona predilecta a Alexis Sánchez para ubicarlo de enganche. Pablo Hernández apenas sumó 20 minutos en los cuatro partidos en que estuvo convocado después del Mundial, y Matías Fernández sigue en el exilio. Incluso llegó a experimentar con Arturo Vidal, como en Brasil, sin embargo, tampoco dio resultado.
Entonces, cuando no está Valdivia, Chile se torna en un equipo Sánchezdependiente, con todo lo que ello signfica. Lucimiento personal del tocopillano en desmedro del juego colectivo.
No deja de ser llamativo el poco movimiento que le da Sampaoli al plantel. No sólo en la similitud entre una y otra convocatoria, donde apenas hay espacio para sorpresas. También durante los partidos, donde el técnico parece más predispuesto a conseguir resultados en los amistosos antes que buscar nuevas variantes o fórmulas que le permitan al equipo sobreponerse a una lesión o suspensión.
Tal como en el Mundial, donde privilegió ocupar a jugadores evidentemente lesionados (Medel y Vidal), el casildense sigue aferrado a un grupo corto de jugadores, no más de 14, para conseguir los objetivos planteados. El resto, parece destinado a mirar todo desde la banca. Allí, sentados, saben que para entrar tendrán que sacar muerto a un compañero o disputar los denominados minutos basura, aquellos que no tienen trascendencia porque todo está resuelto.
Caso curioso el del mediocampista de Juventus. Pese a ser considerado la temporada pasada como uno de los mejores volantes del mundo, Vidal no encuentra su lugar de confort en la Selección, como sí ocurre en su club.
Más allá de su condición física, que no es la óptima todavía, hay un tema de ubicación dentro de la cancha que no está resuelto. Así como en el Mundial, Sampaoli lo ubicó detrás de los dos delanteros ante España y Brasil, en los siguientes amistosos rotó en las más variadas posiciones.
De todos los mediocampistas que usa Sampaoli, es siempre el que debe ir al sacrificio. Su capacidad para actuar en distintos puestos no garantiza que en todos ellos el equipo se vea beneficiado. Y pasa lo mismo con él, puesto que finalmente queda como el comodín.
Cuando se tiene a un jugador con la calidad de Vidal, la idea es potenciarlo y utilizarlo donde más cómodo se siente. Como ocurre con Jorge Valdivia, Marcelo Díaz o Eduardo Vargas. Sin embargo, por ahora, el mediocampista está más llamado a ser un parche que a tener un rol preponderante.
Han pasado casi dos años desde que Sampoli asumió la conducción del equipo y todavía no logra encontrar sustitutos confiables en puestos claves. Y llama la atención especialmente en dos posiciones: lateral derecho e izquierdo. O siendo más concreto, alguien que le haga sombra a Mauricio Isla y Eugenio Mena.
Es cierto, en el medio local no sobran hombres a los cuales echar mano, pero el técnico tampoco se ha preocupado de formar algún especialista que llegado el momento pueda suplir de buena manera a uno de ellos.
Quedó claro en el último Mundial que la baja forma física y futbolística de ambos atentó contra una mejor expresión futbolística del equipo. Aquello debiera servir de lección de cara a la Copa América. Pero a siete meses del torneo, no hay nadie a quien pueda echar mano.
Así como muchos extrañaron más participación de los centrodelanteros durante el Mundial, la etapa posterior a Brasil 2014 demostró que para el entrenador es una pieza en extinción. Mauricio Pinilla, el más convocado en este segundo semestre en el segmento de los arietes de área, apenas disfrutó de cerca de 40 minutos en tres partidos (México, Venezuela y Uruguay).
Sampaoli está convencido de que no los necesita. Y que sólo recurrirá a ellos en caso de emergencia extrema. Una situación difícil de explicar dentro de una Selección a la que siempre le faltó gol en 2014.