De la pobreza al crecimiento en el BRIC
Cuando Brasil recibió la Copa del Mundo por primera vez, el mundo todavía se estaba levantando tras la Segunda Guerra Mundial. La participación brasileña a favor de los aliados le procuró beneficios a largo plazo, pero en 1950, el país seguía siendo pobre. Un gran porcentaje de los casi 54 millones de brasileños vivían en la miseria. Su PIB per cápita era el 30º del mundo (incluso detrás de Chile) con US$ 1.673 y más de la mitad del presupuesto familiar se gastaba en alimento.
Actualmente, Brasil es potencia global. Su economía se aceleró a fines de los 90 y en los años 2000, e incluso se le agrupó dentro del BRIC (acrónimo de Brasil, Rusia, China e India), un conjunto de países que, en teoría, dominarán el mercado mundial para el año 2050. Hoy, es la octava economía del mundo.
Su ingreso per cápita subió a US$ 11.339 y la calidad de vida de sus casi 200 millones de habitantes mejoró exponencialmente. Sólo el 30% del presupuesto se destina a la alimentación. Se espera que el impacto del mundial suba el PIB del país en 1,5 puntos.
El Mundial que nadie quería organizar
El congreso FIFA celebrado en Luxemburgo en 1946 se encontró con sólo una candidato para albergar la cuarta Copa del Mundo: Brasil. Europa no estaba en condiciones de recibir el evento. La organización decidió construir el estadio más grande del mundo en Río de Janeiro. Así nació el Maracaná, pensado para 160 mil espectadores, que sólo se inauguró una semana antes del torneo y cuya construcción quedó 100% terminada en 1965. Las otras cinco sedes fueron Sao Paulo, Belo Horizonte, Porto Alegre, Curitiba y Recife, pero el 67% de los juegos se concentraron entre Río y Sao Paulo.
En contraste, la cita del próximo año se jugará en 12 ciudades y la inversión total en infraestructura, transportes y telecomunicaciones ronda los US$ 20.600 millones.
Un planeta entero en frente a la pantalla
El Mundial de 1950 impuso un récord de asistencia promedio de más de 60 mil personas por partido, que sólo fue superado en Estados Unidos 1994. Para quien no entraba al estadio, la única opción era seguir el duelo por radio. En esos tiempos, no había transmisión televisiva y las imágenes del certamen recién se vieron semanas después en el cine.
Hoy, ya en tiempos de internet y convergencia, la televisión sigue siendo el principal medio de difusión. La Copa de Sudáfrica 2010 fue vista por 3.200 millones de personas en el mundo, cerca del 46% de la población global. Para esa misma edición, la FIFA se embolsó US$ 2.700 millones por la venta de los derechos televisivos del evento.
Modelos de juego y negocios distintos
Trece equipos disputaron 22 partidos a lo largo de 23 días en el Mundial de 1950. En las clasificatorias, jugaron sólo 19 selecciones y muchas desistieron de participar. Alemania estaba excluido por la Segunda Guerra Mundial; Argentina se restó por conflictos con la federación brasileña e India no viajó pues no le fue permitido jugar a pies descalzos. Actualmente, el alcance de la Copa del Mundo es infinitamente mayor. En las Eliminatorias participan 203 escuadras que definen 32 cupos.
Las reglas del juego también han cambiado desde 1950. Para aquella copa no había tarjetas para sancionar, se permitía el pase al arquero y no existían los cambios.
La profesionalización del fútbol y su transformación en un negocio también han sido fundamentales. En 1950, la FIFA tenía 73 asociaciones y recién había reintegrado a los países británicos. Su espíritu todavía era amateur.
El escenario es muy diferente 64 años después. La FIFA tiene 208 miembros (el COI tiene 204 y las Naciones Unidas, 193) y la Copa del Mundo es la tercera marca más valiosa del deporte tras los JJ.OO. y el Superbowl del fútbol americano, con un valor de US$ 147 millones, según Forbes.
El "Penta" como efecto del "Maracanazo"
Después de la derrota por 2-1 ante Uruguay en el partido que definió el título de 1950, Brasil se autoflageló por meses. La crítica fue tan severa contra los jugadores que muchos se retiraron, incluido Brabosa, el arquero que recibió los goles y terminó de administrador del estadio. También se esparció la idea de que no tenían el carácter suficiente para conquistar grandes metas. En ese entonces, sólo tenían tres títulos de Copa América, muy por detrás de Argentina y Uruguay.
Sin embargo, el trauma de la derrota de 1950 generó en Brasil una obsesión con conquistar la Copa del Mundo. Se abandonó la camiseta blanca con cuello azul y se adoptó el amarillo característico de la "Canarinha". A partir de entonces, Brasil ganó cinco títulos mundiales y produjo algunos de los máximos talentos en la historia del fútbol, como Pelé, Garrincha, Rivelino, Sócrates, Romario y Ronaldo, entre muchos otros.
Superado el "Maracanazo" del 50, y con Neymar a la cabeza del equipo, los brasileños sólo esperan lograr el hexacampeonato en casa y resacirse de la humillación de hace 64 años.