Como un excelente territorio, análogo al del planeta Marte, es calificado el desierto de Atacama por los investigadores de las agencias espaciales del mundo. Esta zona de la II Región ha sido elegida al menos en cuatro oportunidades desde 1997 como terreno de prueba para los prototipos de vehículos exploradores (conocidos como rovers) y que fueron enviados con éxito a Marte.
El último visitante fue el rover "Bridget", de la Agencia Nacional Europea (ESA), con sede en Gran Bretaña, y que durante cinco días probó su desempeño en las cercanías del observatorio Paranal, usando instrumental para la recolección de muestras y el análisis del subsuelo, en condiciones similares al del planeta rojo y operado a control remoto desde Europa.
Para la elección de estas zonas de prueba, las agencias espaciales como la Nasa y la ESA trabajan directamente con el chileno Guillermo Chong, geólogo de la U. Católica del Norte, reconocido a nivel mundial y experto conocedor de nuestro desierto.
"Algunos territorios en la Tierra se describen como análogos a Marte y uno de los más análogos es el desierto de Atacama por su extrema sequedad, falta de vida visible, una fuerte radiación ultravioleta y por los cambios de temperatura entre el día y la noche, entre otros factores", sostiene Chong.
"La experiencia del profesor Chong fue clave para encontrar el lugar adecuado para hacer nuestras pruebas. El desierto es muy grande, hay un montón de diferencias y es muy seco. La iluminación es muy buena para las cámaras y es la razón por qué estamos aquí" señaló Sev Gunes-Lasnet, investigadora del Laboratorio de Tecnología de Rutherford Appleton (Inglaterra) y directora del proyecto Safer (Sample Field Aquisition Experiment with a Rover) que trajo a "Bridget" a Chile.
El desierto chileno cuenta, además, con ventajas logísticas para este tipo de experimentos, como la casi nula intervención humana en cuanto a carreteras y edificios, buenas instalaciones logísticas proporcionadas por el observatorio Paranal del Observatorio Europeo Austral (ESO) y la relativa proximidad de la ciudad y el aeropuerto de Antofagasta facilitan significativamente este tipo de ensayos.
El primer prototipo que se probó en el desierto fue el Nomad, que fue donado por la Nasa al Museo del Desierto en Antofagasta, donde se exhibe actualmente. "Todas estas investigaciones, que las condiciones únicas del desierto permiten, ya sea al Nomad en su momento, o a Bridget ahora, lograron que el Curiosity esté actualmente enviando información desde Marte", explica Christian Andrónico, museógrafo del Museo del Desierto de Antofagasta.