Los fanáticos de Alice Cooper saben que los mejores shows del estadounidense son aquellos que se realizan en recintos cerrados. Allí, el músico de los ojos pintados da rienda suelta a toda la parafernalia que ha caracterizado sus actuaciones en vivo desde fines de los 60, y que lo situaron como un pionero en la inclusión de imaginería terrorífica, maquillaje y espíritu teatral en el rock. Una idea que han replicado después, y a su manera, nombres como Kiss, Misfits, Rob Zombie y Marilyn Manson, entre otros.

Eso es precisamente lo que verán lo seguidores de Cooper esta noche, en el teatro Caupolicán, cuando el intérprete de I'm Eighteen se reencuentre con el público chileno tras su debut de 1995 -en el Monsters of rock, con Ozzy Osbourne, Faith No More y Megadeth-, en un concierto programado para las 21 horas. En ese sentido, el recinto de calle San Diego asoma como el escenario ideal para que el cantante de 63 años eche mano de su montaje en vivo de siempre, que incluye litros de sangre, una guillotina, un monstruo gigante y hasta una serpiente.

Cooper, cuyo nombre real es Vincent Damon Furnier, aterrizará hoy en la capital, junto a su señora y el mánager que lo acompaña hace 40 años. Santiago será la primera estación de su gira No more Mr. Nice Guy, nombre que hace referencia al tema homónimo de su disco Billion dollar babies (1973) y que ya pasó por Europa, Estados Unidos y Canadá. Según los encargados de su visita, el show de esta noche no distará de lo que presentó en esos lugares, y el equipo técnico ya solicitó que se agrandará el escenario para poder montar el show.

The black widow, tema del primer disco solista de Cooper (Welcome to my nightmare, 1975), es la pieza escogida para abrir el recital, que incluye cerca de una veintena de éxitos y que comienza con un monólogo en off a cargo del fallecido Vincent Price, la voz más famosa en el cine de terror. Con un telón de fondo con una imagen de Cooper como esqueleto, el músico aparece en escena luciendo seis patas en su espalda, simulando a un arácnido en referencia al nombre de la canción.

Le siguen todos los hits que el hombre de Detroit ha popularizado en casi medio siglo de carrera, como I'm Eighteen, Only women bleed, Poison y Feed my Frankenstein. Para esta última, Cooper "libera" a un monstruo de cerca de 4 metros de altura, con una mandíbula articulada que simula cantar la canción.

La teatralidad no termina ahí: en Cold ethyl se acompaña de una guillotina, en la mencionada I'm Eighteen de una muleta (a modo de ironía por decir "tengo 18 años" ya en la tercera edad) y para Is it my body, una enorme boa constrictora cuelga sobre sus hombros. A esto se suman elementos de tortura, látigos y sangre, clásicos de la imaginería del cantante.

El concierto, en el que mostrará además temas de su próximo disco (Welcome 2 my nightmare, secuela del álbum homónimo), incluye también un par de covers: Another brick in the wall, de Pink Floyd, y Fire de Jimi Hendrix.