Una sorpresa absoluta, un segundo "sharpazo". Así, en alusión al inespe- rado triunfo del hoy alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, en las municipales de 2016, califican los militantes del Frente Amplio en esa ciudad el triunfo en las elecciones senatoriales de Juan Ignacio Latorre en la 6a. circunscripción Quinta Costa.
La candidatura de Latorre nació a finales del año pasado, casi de casualidad. Las primeras negociaciones de la nómina parlamentaria de Revolución Democrática arrojaron una dificultad inesperada: la mayoría de sus militantes eran jóvenes universitarios menores de 35 años, por lo que no cumplían con el mínimo exigido para postular a la Cámara Alta.
Fue entonces que el nombre de Juan Ignacio Latorre, un sicólogo de 39 años que militaba en el partido desde 2013, surgió como alternativa para asumir una candidatura. Según cuentan fuentes conocedoras de esas negociaciones, el propio Latorre comunicó al comité electoral de RD que estaba dispuesto a asumir cualquier desafío que el partido le pudiera plantear.
"Una de las personas con las que hablé para decirles que estaba disponible para lo que considerara el partido fue Giorgio Jackson. No fue el único, pero fue una de las personas que me motivaron para decir sí, hay que dar la pelea", recuerda Latorre.
Así empezó una campaña que terminaría en uno de los resultados más sorpresivos de este domingo. Pese a los malos pronósticos, algunos provenientes de su mismo partido, Latorre sacó un 4,6% de los votos, dejando en el camino a políticos emblemáticos, como Lily Pérez (Amplitud), Andrea Molina (UDI), Ignacio Walker y Aldo Cornejo (ambos DC) y convirtiéndose en el único senador en la temprana historia del Frente Amplio.
Formador de jóvenes
El electo senador de Valparaíso, no obstante, viene de una familia con tradición política. Su padre, Dagoberto Latorre, militó en los 70 en el Mapu y fue director de la Corfo en Valparaíso durante el gobierno de la Unidad Popular. Tras el golpe de Estado, la familia se exilió en Argentina durante tres años. Ya de vuelta en Chile se radicaron en Santiago debido a que el pasado político del padre de familia les impidió volver a Valparaíso.
"Tenemos tradición en la zona. Mis padres no pudieron volver, pero tengo tíos en Limache y Quilpué. Mis abuelos tienen una casa en Viña donde me fui a vivir para esta campaña", cuenta Latorre, quien estudió en el Colegio San Agustín de Ñuñoa y luego se tituló como sicólogo de la Universidad Central.
Tras eso, Latorre se vinculó al mundo jesuita, trabajando en el Hogar de Cristo y generando una relación cercana con Benito Baranda. "Me bauticé de grande, de hecho. Me hice más participante activo de la espiritualidad", cuenta el electo senador, quien viajó en 2008 a Barcelona para especializarse en políticas sociales, gestión pública y economía cooperativa.
Latorre cuenta que volvió a Chile en 2011 y se entusiasmó con el momento político que vivía el país. "Quería militar, pero no sabía dónde, observé lo que estaba haciendo Giorgio Jackson con mucho interés", relata.
Latorre empezó a militar en Revolución Democrática en 2013 y trabajó para la campaña parlamentaria de Jackson en Santiago en ese año.
Luego de eso, su labor se concentró en la formación de militantes jóvenes en las escuelas de formación política del partido. También fue parte de la fundación de la Escuela Óscar Romero, un lugar para el "discernimiento cristiano para la acción política".
El electo senador también fue el encargado de representar al partido en las reuniones que organizó el entonces ministro de Hacienda Rodrigo Valdés para lograr un acuerdo en materia de pensiones.
Quienes lo conocen lo describen como tranquilo, reflexivo, inteligente y muy bajo perfil, por lo que varios se sorprendieron de su elección. En privado, varios militantes reconocen que no lo tenían dentro de las apuestas para estas elecciones.
El efecto Sharp
En Valparaíso aseguran que el resultado de Latorre hace recordar el triunfo de Sharp en las municipales del año pasado: ambos crecieron en otra ciudad, no estaban entre los favoritos y debieron abrirse paso en una región marcada por viejos caudillos políticos.
La campaña de Latorre se centró en hacer conocido su nombre entre los ciudadanos de Valparaíso. En su comando dicen que hicieron un arduo trabajo de puerta a puerta y pusieron énfasis en la presencia en redes sociales.
Aunque durante las últimas semanas se hicieron más cercanos, Latorre dice que su campaña no estaba asociada a la imagen de Sharp, ya que éste apostó por el candidato del Partido Humanista, Octavio González, quien sacó un 3,4% de los votos.
"Hicimos un par de cosas juntos, pero no hice campaña con la foto de Sharp", dice Latorre.
Ahora, ambos trabajarán más unidos. La primera reunión será durante los próximos días para delinear una estrategia común en una región que se está transformando en un bastión para el Frente Amplio.