"Ahí, en el Patio de los Limones".

Riéndose con cierta complicidad por la instrucción de uno de sus colaboradores de campaña, Laurence Golborne se para bajo la sombra de uno de los árboles del jardín de su comando para tomarse unas fotos.

"Después va a ser el de Los Naranjos", dice otro de los asistentes, continuando la broma y en alusión al conocido patio de La Moneda.

El buen ánimo cunde en el equipo del ex ministro. La última encuesta CEP lo posicionó como el segundo personaje mejor evaluado después de Michelle Bachelet- y el primero de la centroderecha, por sobre el Presidente Piñera y la candidata del sector, Evelyn Matthei.

¿Cree que estos números le dan la razón y que usted era el mejor candidato?

Ese análisis sería muy pequeño. Yo creo que esta encuesta, lo que hace, es reforzar que vamos por un camino adecuado: el de la unidad. Estos números reflejan y refuerzan mi decisión de continuar en el servicio público, de continuar en el Senado por Santiago Oriente, ojalá, y desde ahí contribuir al segundo gobierno de la Alianza.

¿Si un gobierno no le entrega la banda presidencial a alguien de sus propias filas, es un gobierno que ha fracasado?

Uno de los elementos para evaluar al gobierno tiene relación con la posibilidad de proyectar esa obra un segundo período, y por eso es necesario trabajar con fuerza para que ello ocurra. No es indiferente que el gobierno del Presidente Piñera se proyecte a través del gobierno de Evelyn Matthei, o nos quedemos solamente con cuatro años de gobierno. Tenemos que terminar con las críticas, con los díscolos.

¿No será que como hay un gobierno con baja adhesión, sus partidarios empiezan a arrancar del buque?

Tenemos que terminar los cálculos políticos pequeños. La convicción de un proyecto político de largo plazo es lo que tiene que motivarnos y movernos en nuestro accionar.

No podemos estar haciendo un cálculo de si sacarme una foto con A, B o C me aporta más votos. Tenemos que pensar en los ideales que nos motivan. ¡Si esta elección no es sólo sobre Evelyn Matthei! Tenemos que ganar el Senado, tenemos que ganar la Cámara de Diputados, tenemos que ganar Cores. Son cuatro elecciones que tenemos que ganar, y esas las vamos a ganar con convicción y con las ideas de la Alianza, de un proyecto de centroderecha que ganó con el Presidente Sebastián Piñera el derecho a gobernar estos cuatro años.

Su compañero de lista, Manuel José Ossandón, ha sido uno de los más críticos al gobierno…

No hago mis campañas en función de mis compañeros de lista, yo planteo mis puntos de vista hacia el futuro, mi campaña se basa en las propuestas que estoy planteándole a la ciudadanía, que van en tres grandes ejes: en el trabajo para combatir las drogas y la delincuencia, en el trabajo asociado a la tercera edad, y en el trabajo para acercar la política a la ciudadanía.

Una de las explicaciones que se dan para el triunfo de Piñera en 2009 es que él fue opositor a la dictadura, que votó por el No. Usted planteó hace unos días que esas posturas hoy no tenían importancia. ¿No la tienen, pensando que esta elección se da en el contexto de los 40 años del Golpe Militar?

No veo la diferencia en los 39, los 40 y los 41 años. Creo que esta ficción de que, porque se cumplen 40 años, hay que hacer algo especial, no refleja el sentir o no resuelve una problemática que se produjo 40 años atrás.

No podemos volver a la dicotomía del Sí y el No. Eso es lo que le conviene a la izquierda, eso es el discurso de la izquierda que, permanentemente, nos trata de volver a dividir como país, entre quienes apoyaron un régimen y quienes no.

Chile está hoy mirando hacia el siglo XXI. La problemática que yo veo en la calle, la inquietud de la gente en la calle, no dice relación con estos temas.

Pero el propio gobierno va a conmemorar en La Moneda los 40 años y el Presidente Piñera habló de "cómplices pasivos".

Son gestos políticos que apuntan a tratar de que exista una mayor unidad y una verdadera reconciliación en el país, eso es destacable, pero insisto: hay que avanzar hacia el futuro y mirar el país que queremos construir, aprendiendo de nuestra historia, sin olvidarnos, pero tampoco sin quedarnos pegados en esa dicotomía del Sí y del No.