Nunca ha sido muy distinto: desde hace 25 años, desde que empezó a estampar el nombre y apellido sobre sus creaciones, Lenny Kravitz (50 años) apunta al control total. Toca la mayoría de los instrumentos, canta, produce y, ahora, hasta supervisa sus discos con su sello y empresa de marketing. Puede ser por el estado de la industria ("que está toda patas para arriba", dice él, al teléfono desde Miami), pero el estadounidense siempre ha escrito su carrera en primera persona. Ahora, con un cuarto de siglo de música sobre sus hombros, componer para sí mismo dejó de ser un asunto claro. Cada cierto tiempo, Kravitz fija el retrovisor hacia un período específico. Esta vez lo hace hacia su juventud, cuando guitarra, bajo y batería eran suficientes y las canciones salían listas para servir.
El título Strut hace referencia a un contoneo, a un caminar altivo. Es lo que Kravitz persigue en su décimo disco, que saldrá el 23 de septiembre. Después, viene una gira mundial que, en su primer tramo, lo mantendrá ocupado por Europa. Una vez estuvo en Chile -en 2005, en un Estadio Nacional completo- y asegura que su nuevo álbum es la excusa perfecta para volver. "Es música estruendosa. Se traducen perfectamente al lenguaje en vivo. Así que estoy entusiasmado por armar un set y salir a tocar", explica.
Son canciones simples, directas, ¿responden a un estado de ánimo nuevo?
Es más bien lo que salió. Tiene que ver con cómo me siento, pero no lo planifico ni pienso en ello de antemano. Entro a un estudio y lo que sea que escuche, lo que sea que salga ahí, lo escribo y lo grabo. El lugar donde estoy en mi vida, en este momento, requiere de una lectura de principios como la que hago en este álbum. Demanda un testimonio sónico como éste. Está ahí: guitarras, bajo y batería. Tiene un poder grandioso y un ánimo muy optimista. Simplemente, es lo que salió.
Esa intención más urgente, ¿tiene alguna relación con el trabajo que le tomó realizar este disco?
Me tomó dos semanas escribirlo. Después, mucho más tiempo para grabarlo y producirlo. Es uno de esos discos que salen muy rápido. La verdad, no es algo que pueda compararse mucho respecto a mi propio trabajo, porque tengo canciones que han salido en dos semanas o en dos años. Este, por cierto, fue un disco extremadamente veloz.
Arranca, de hecho, con una canción llamada Sex, con la guitarra como protagonista. También, es su más reciente sencillo. ¿La intención es que juegue como carta de presentación del disco completo?
Claro, porque se siente como lo que sugiere el título: es algo juguetón, sexy, te puedes mover a su ritmo. Era lo que estaba buscando.
Hay un sonido más funk en un tema como New York City. Usted se refiere a esa ciudad como una mujer. ¿Por qué?
Se sintió natural de esa forma. ¿Por qué no llamamos a un bote o un auto como "ella"? No lo sé. De lo que estoy seguro es que esta ciudad se siente como una mujer. Personalmente, me acogió y me dio la vida.
Aparece a casi 20 años de Are you gonna go my way, uno de sus discos más populares. ¿Cuál cree que es la principal diferencia entre esa época de su carrera?
Es difícil para mí proyectar algo así, porque no suelo evaluar las etapas de mi carrera. Ese tipo, el que escribió esas canciones, era yo por esos días. Y esto soy yo ahora, Strut. Sólo sé que yo soy diferente y que la vida alrededor mío es distinta.
Pero las canciones no existen desligadas entre sí. Deben compartir escenario, por ejemplo, cada vez que usted hace un show en vivo.
Me refiero a que todas las canciones son diferentes. Mis discos tienen todos un estilo distinto. Toma por ejemplo el álbum Mama said, donde tienes Fields of joy al lado de It ain't over 'til it's over. Cada canción tiene una vida completa y demanda su propia expresión.
Desde su aparición en Precious (2009), usted ha intensificado su actividad en cine. ¿Vienen novedades por ahí?
Quizás el próximo año. Probablemente, entre giras, empezaré un proyecto cinematográfico a principios de 2015, pero todavía tengo asuntos que arreglar.
Trabajó con Robin Williams, recientemente fallecido, en El mayordomo. ¿Qué recuerdos guarda de aquello?
Era una grandiosa, grandiosa persona. Un genio. Fue maravilloso trabajar con él.
También, con otro actor que partió, Philip Seymour Hoffman, en Los juegos del hambre.
Sí. Compartimos, pero no lo logré conocerlo demasiado. Es algo muy triste lo que pasó con él.
Tocó junto a Bruno Mars en Nueva York, hace poco. ¿Siente que él es un continuador de su música?
Puedo ver una influencia, sí. Y pienso que es grandioso que eso ocurra. De eso se trata todo: yo fui influido por gente, después la gente que viene recibe otro flujo de ideas. Si me toca la suerte de ser uno de ellos, de los que influyen, es genial. Pienso que él es muy talentoso y también es una persona muy amable. Conversamos sobre juntarnos en el estudio, trabajar en un álbum. Veremos qué pasa.
¿Habrá espacio, entonces, para viajar a Sudamérica?
Sí. No estoy seguro cuándo, pero estamos armando esta gira, planificando lo que viene, y definitivamente estaremos por allá. Volveremos, eso es seguro. Fue grandioso visitar Chile. Lo amé. La gente fue impresionante, el show salió muy bien, el amor que me dieron... Muy cool. Estoy ansioso por volver.
¿No hay fechas?
No aún. Estoy en el momento de armar todo lo que viene. No suelo escuchar mucho mis discos, pero Strut se siente como yo, en el momento exacto en que lo escribí. Ahora estoy pensando en la siguiente etapa y pienso que este álbum me ayudará a llegar allí.