Era el inicio de la Segunda Guerra Mundial y el trasatlántico Saint Louis zarpaba desde Hamburgo con 937 pasajeros de origen judío. Luego de 15 días en alta mar los refugiados se acercan a su destino: La Habana, Cuba. A los pies de la isla, el niño Daniel Kaminsky y su tío esperan a sus familiares que se asoman en la nave. Pero no hay desembarco. El contacto diplomático había sido un fraude y no hay autorización para descender. Los Kaminsky, oriundos de Cracovia, traían entre sus ropas un lienzo original de Rembrandt que pertenecía a la familia desde el siglo XVII: el rostro de un joven judío similar al de Cristo.

Ese es el inicio de Herejes, el último libro del escritor cubano Leonardo Padura (58). "Esta novela fue un reto. Tenía que saber sobre la historia y la religión judía y cómo había sido la vida de Rembrandt", dice desde La Habana el Premio Nacional de Literatura y autor de la aplaudida novela El hombre que amaba a los perros.

Herejes es un viaje en el tiempo: Parte en La Habana en 1939, retrocede a Cracovia y Holanda del siglo XVII y regresa a la Cuba de nuestros días, donde aparecen los Emos, grupo que es mayoría entre las tribus urbanas de la isla. En Herejes también es protagonista el detective de Padura, Mario Conde.

Es 2007 y el ex policía recibe en su casa habanera la visita de Elías -el hijo de Daniel Kaminsky-, un artista de Nueva York, quien le proponerle investigar un caso familiar que arrastra un misterio por décadas: el retrato perdido de Rembrandt acaba de salir a subasta en Londres.

Hay un dato para Conde en Herejes: "La posible ruta por la cual el dichoso cuadro había hecho el tránsito desde La Habana hasta la casa de subastas británica".

El detective se acerca a los 60 años, sus negocios de venta de libros va en picada y cada día amanece con más botellas de ron sobre su cama. Conde pertenece a una generación, como la de Padura, que creció con el triunfo de la revolución liderada por Fidel Castro. "El país donde vivían quedaba muy lejos del paraíso dibujado por los periódicos y discursos oficiales", se lee en Herejes.

EL CLAN ESCOGIDO
Leonardo Padura es crítico del régimen, sin embargo, sigue viviendo en Mantilla, el barrio habanero donde creció. "Si no me he ido es porque tengo un fuerte sentido de pertenencia y porque soy un escritor cubano y mi literatura se nutre de lo que es Cuba incluido su exilio", dice el escritor y guionista que participó con tres episodios en la película Siete días en La Habana (2012), del director francés Laurent Cantet. La semana pasada, la dupla Padura-Cantet se juntó otra vez en la isla. El cineasta filmó parte de su nueva cinta, Regreso a Itaca, inspirada en el libro de Padura La novela de mi vida.

Herejes parte con citas al Talmud, sentencias rabínicas, y a lo largo de sus 500 páginas se detallan tradiciones judías entre el sudor del ambiente caribeño.

¿Fue complicado introducir en la novela aspectos de la cultura judía?

Soy filólogo y la investigación histórica me apasiona. Por lo tanto, investigo hasta que tengo un dominio de la época, el contexto en el que se mueven los personajes. En este caso sobre acontecimientos como las matanzas de judíos por los cosacos en el siglo XVII, sobre las excomuniones en Amsterdam en la época de Spinoza, sobre el episodio del Saint Louis y hasta sobre los Emos... Después de escribir una novela como El hombre que amaba a los perros sentía la obligación de retarme y me compliqué a conciencia y con alevosía.

¿Qué cree que representan los Emos en la Cuba de hoy?

Las tribus urbanas representan la existencia de gentes, especialmente jóvenes, con una voluntad marcada de no pertenecer a la masa homogénea que trató de crear el socialismo real, incluso el cubano. Son la respuesta al deseo de ser individuos, de pertenecer al clan escogido y no al grupo obligado. Una respuesta de rebeldía ante lo unánime. Curiosamente se han extendido tanto que ya no son raros.

¿Es real la "apertura" que anunció el régimen de Raúl Castro?

En algunos terrenos sí. Pero todavía es limitada, controlada, superficial incluso, pues no se ha llegado a cambiar lo esencial de las estructuras económicas y políticas, aunque en lo social se vean más cambios, algunos provocados por las nuevas medidas, otros por la falta de medidas y lo que yo llamo el cansancio histórico, una especie de pérdida de fe y de credulidad.

¿Le gustaría escribir sobre los cubanos de EE.UU.?

El 90% de mi familia paterna vive allá, y el 40 de la materna. Y el 60% de mis amigos andan por otros lugares del mundo. Con cierta frecuencia paso por Miami y me encuentro con parientes y amigos y la paso muy bien con ellos. Y es que el exilio, por las razones que sean, forma parte de la historia nacional cubana y de la historia personal de muchos y no se puede vivir en este país de espaldas a esa realidad. Ahora, trabajo en una nueva novela que titularía El clan disperso y sería sobre el destino, justamente disperso, de un grupo de amigos y personas luego del triunfo de la revolución.