No hubo grandes festejos, ya que la población está dividida sobre esta materia, (temen un eventual aumento de la inflación y el desempleo). Pero tampoco mayores problemas por el ingreso a la zona euro. A partir del 1 de enero, Letonia dejó en el pasado el lats y adoptó la moneda única del Viejo Continente, el décimo octavo miembro del grupo.

"Somos un miembro pleno de la familia europea", anunció el primer ministro Valdis Dombrovski, cuando pasada la medianoche del Año Nuevo sacó el primer billete de 10 euros desde un cajero automático en Riga, la capital del país.

Letonia, de apenas 2,1 millones de habitantes, siguió así los pasos de su vecino del norte, Estonia, que adoptó el euro en 2011. A su vez, Lituania, otra nación del Báltico, ingresará a la eurozona en 2015, aunque es miembro pleno de la Unión Europea desde 2004, al igual que Letonia y Estonia.

Las autoridades de Letonia consideran que la adopción del euro es un asunto de "importancia geopolítica", aunque -según consigna la agencia alemana DPA- la población letona recibió al euro con cierto escepticismo "por un lado por temor al encarecimiento de los precios y por otro debido a que el lats estaba considerado como uno de los símbolos de la independencia de Letonia de la Unión Soviética. El lats había sido introducido en 1993 para reemplazar el rublo de la era soviética.

En su momento, los tres países bálticos, formaron parte de la URSS, pero sus procesos internos han sido diferentes de otras ex repúblicas soviéticas, como Ucrania y Bielorrusia.

Letonia fue uno de los países más golpeados por la crisis financiera de 2008, con una recesión del 25%, pero luego cumplió todos los retos y condiciones de los organismos de financiamiento internacional (con duras reformas y medidas de ahorro).

Actualmente es la nación con mayor crecimiento de la Unión Europea. Para este año se espera un crecimiento económico de 4%.

Letonia es el cuarto país europeo ex comunista que adopta la moneda común, después de Eslovenia en 2007, Eslovaquia en 2009 y Estonia en 2011.

Agencias europeas como France Presse y Ansa sostienen que el ingreso a la zona euro "podrá ser una recompensa o un castigo", que se verá en los próximos meses. Según una encuesta realizada por el instituto SKS en diciembre, el 25% de los letones aprueba la adopción de la moneda única, y el 50% la rechaza.

El gobierno letón ha realizado una campaña de sensibilización en la población, para mostrar los futuros beneficios del euro. Algo similar ocurrió en su momento en Estonia. Para tranquilizar a los consumidores preocupados por el aumento de precios y posibles abusos en el período de transición, comercios, bancos y autoridades en Estonia firmaron un acuerdo en el que se comprometieron a no subir los precios sin justificación durante el período de transición.

Desde el fin de la era soviética, las repúblicas bálticas han experimentados grandes cambios. En Letonia, Lituania y Estonia, la economía creció cuatro veces desde 1990. Sin embargo, en el nivel demográfico sufrieron pérdidas, ya que la población de las tres se redujo en al menos 10% -por la emigración y la caída de la natalidad- y sólo Estonia ha visto un alza en la esperanza de vida. Además, sus niveles de bienestar y felicidad se encuentran en posiciones bajas de los rankings internacionales.

Para el comisario de la UE Andris Pielbalgs, de Letonia, el euro es una garantía para la seguridad, la estabilidad y el crecimiento de nuestro país".