La Presidenta de la República promulgó ayer la llamada Ley Emilia (ver nota secundaria), norma que endurece las sanciones a quienes, conduciendo en estado de ebriedad, causen lesiones graves, gravísimas o muerte. Luego de tres iniciativas parlamentarias que no lograron aprobación, fue la última moción, ingresada por el Ejecutivo y que recogía parte de los anteriores proyectos, la que finalmente logró la aprobación necesaria.
Uno de los puntos que evitaba el acuerdo en los casos anteriores era el endurecimiento de las sanciones en el caso de muerte, que generaba un desequilibrio con otros delitos, como el homicidio simple.
La solución llegó rescatando otra iniciativa parlamentaria, que ingresó al Congreso el 22 de marzo de 2012, y que buscaba incrementar el piso mínimo a los delitos de homicidio simple y calificado.
"Este proyecto estaba durmiendo y finalmente fue la Ley Emilia la que nos apuró", explicó el senador Felipe Harboe (PPD).
El documento fue acordado ampliamente por ambas cámaras y busca, a través de la modificación en el Código Penal, equilibrar las sanciones base. La moción, que busca modificar el artículo 391, solo espera su promulgación.
Harboe expresó que la finalidad es proporcionar una mayor protección y valoración a la vida, como el bien jurídico de mayor relevancia en nuestro sistema, en armonía con el criterio de proporcionalidad con las penas asignadas a otros hechos. "Hoy, en Chile hay faltas como delito a la propiedad e incendios que tienen pena mayor cuando hay homicidio y hay que resguardar la vida. Claramente que dar muerte tiene mayor sanción que el ataque".
El proyecto precisa que las personas que sean encontradas culpables por homicidio simple tendrán que cumplir una condena que parte de los 15 años. En tanto, para los responsables de homicidio calificado, el presidio va de los 20 años. Actualmente, el primero cuenta con pena de presidio mayor en su grado mínimo a medio (5 años y un día a 15 años); mientras que el segundo implica presidio mayor en su grado medio a presidio perpetuo (de 15 años y un día a presidio perpetuo).
El senador Hernán Larraín (UDI), señaló que "hoy la penalidad del homicidio es similar a la del robo con violencia, lo que es un contrasentido. La vida es la esencia de los derechos humanos, por lo que correspondía modificarlo".
El objetivo es finalmente que cada vez que se produzca la muerte de alguien, el culpable cumpla a lo menos, un tiempo de presidio efectivo.
En tanto, una visión distinta tiene el abogado Axel Buchheister. Señala que si bien está de acuerdo con el aumento de penas por homicidio, no comparte aumentar las penas en caso que la muerte se produzca por un conductor en estado de ebriedad.
"Se ha tomado una decisión que es correspondiente de aumentar la gravedad del homicidio, que es un delito que en Chile está poco penado. Por homicidio simple una persona puede ser condenada por 5 años y 1 día y se trata de que una persona dio muerte intencionadamente. En cambio, el que atropelló a otro, no tenía la intención de hacerlo", agregando que "se está poniendo un énfasis exagerado".