A 10 meses de la visita del Presidente Xi Jinping, América Latina vivirá otra vez un "momento chino", como destacó la agencia oficial Xinhua. Entre el 18 y el 26 de mayo el primer ministro Li Keqiang viajará a Brasil, Colombia, Perú y Chile (ver agenda) para reforzar las crecientes relaciones con la región, las que según la prensa oficial china "se encuentran actualmente en el mejor momento de su historia". China es el segundo socio comercial y el tercer inversionista en América Latina. Esta última, a su vez, es el séptimo socio comercial del gigante asiático.
A diferencia de Xi, que forma parte del llamado grupo de los "príncipes" de la aristocracia comunista china, Li pertenece a los tuanpai ("hijos del pueblo"), que ascendieron paso a paso en el partido, principalmente con la Liga de la Juventud Comunista como trampolín. De humildes orígenes rurales, Li nació en la provincia de Anhui en 1955.
Su padre era funcionario local del Partido Comunista de China (PCCh), pero no perteneció a la elite. El primer ministro no escapó a los embates de la Revolución Cultural: a los 22 años fue enviado a una comuna agrícola en Fengyang, dentro de su provincia.
Li rehusó los consejos de su padre, que le ofrecía colocarlo en el aparato administrativo de Anhui para forjar una carrera de funcionario provincial. Avido de conocimientos, optó por viajar a la capital a fines de los 70 para matricularse en Derecho en la Universidad de Beijing, licenciatura que remató con un doctorado en Economía. Su tesis doctoral, titulada "Sobre la Estructura Ternaria de la Economía de China", ganó el premio de Economía Sun Yefang, el más alto honor entre los círculos de economía chinos.
En su etapa como estudiante, las autoridades universitarias lo destacaron como "moral e intelectualmente superior". Fue en este período cuando comenzó a subir en los escalafones de la Liga de la Juventud Comunista, organización permeable a las ideas reformistas en la que siguió los pasos de Hu Jintao, su mentor dentro del partido y obligada referencia que nadie esquiva al hablar de su trayectoria.
Su vertiginoso ascenso político lo llevó a conseguir en 1999 la gobernación de una de las provincias más pobladas de China, Henan, con sólo 43 años. Aunque su paso como gobernador se tradujo en una mejora de las cifras económicas (la hizo subir 10 puestos en el ranking provincial), su mandato estuvo plagado de problemas que, según sus críticos, afrontó con cierta "pasividad". Además de un aumento de la criminalidad en la provincia, tuvo que enfrentar tres grandes incendios, que dejaron centenas de muertos.
También tuvo que lidiar con otro grave asunto que se inició antes de su llegada al poder provincial, el contagio del virus VIH de miles de personas en negocios ilegales de compraventa de sangre que propagaron la enfermedad del sida y que cobró miles de víctimas.
Pero las sólidas credenciales obtenidas gracias a los resultados tangibles de su gestión económica en Henan y más tarde en Liaoning (donde atajó el desempleo en una zona donde la reconversión industrial había hecho estragos), le permitieron dar el gran salto a la cúpula del PCCh en 2007. Ese año ingresó en el selecto Comité Permanente del Partido, y apenas un año después, ascendió a viceprimer ministro responsable de las finanzas y la economía.
En este último cargo destacó por pertenecer al ala más liberal del gobierno e instar a cambiar la estructura económica y fomentar la demanda interna.
En marzo de 2013 la Asamblea Popular Nacional lo eligió para suceder a Wen Jiabao como primer ministro, el primero nacido después de la proclamación de la República Popular en 1949. Desde entonces, las prioridades de este experto en econometría y estadísticas se han centrado, según el Financial Times, en reducir el tamaño y el poder de la burocracia china, así como en impulsar reformas financieras y una urbanización más sostenible, además de declarar la "guerra contra la contaminación".
Expertos políticos en China citados por el diario británico han sugerido que el puesto del primer ministro chino se ha visto ensombrecido por la consolidación del poder del Presidente Xi. Sin embargo, en su ranking 2014 la revista Forbes ubicó a Li en el puesto número 13 dentro de las personas más poderosas del mundo.