En 1989, Liang Wengen (55 años) dejó su puesto en una empresa estatal china de armamento y comenzó junto a dos socios un pequeño negocio de soldaduras. Veintidós años después, ese emprendimiento es Sany Group, la mayor compañía de maquinaria de construcción en China, de la cual Wengen posee el 58% de la propiedad y lo convirtió en la mayor fortuna de China, con US$ 11 mil millones, según el Instituto de Investigación Hurun, del país asiático. En paralelo, ocupa el puesto 114 de los hombres más ricos del mundo del ranking Forbes.
Pero eso no es todo. Su actual estatus le permitió que el Partido Comunista lo aceptara para ingresar al comité central, compuesto por unas 300 personas. Si bien Weng no es el primer empresario que alcanza esta distinción, sí es el único en hacer su fortuna netamente en el sector privado, sin asociaciones con firmas estatales, lo que es interpretado como un cambio clave en la relación con el mundo privado.
Liang llegaría como suplente en la organización del Partido Comunista. Los suplentes no pueden votar o acceder a la condición de miembro de pleno derecho antes de la jubilación o fallecimiento de un miembro.
El empresario, como presidente de Sany Group, dirige una compañía que está en el centro del crecimiento del gigante asiático, pues la construcción vive un boom de la mano del creciente aumento de la clase media y la emigración desde el campo hacia las ciudades. De hecho, se estima que este sector se doblará en tamaño hacia 2020, llegando a los US$ 2.500 millones.
Es en ese escenario donde navega Sany Group, una compañía que produce maquinaria para la construcción y que provee servicios y que cuenta con cinco plantas en China, cuatro fábricas en Estados Unidos, Alemania, India y Brasil y tiene 53 mil trabajadores repartidos en los 120 países donde opera.
En Chile también cuenta con operaciones. De hecho, es la plataforma para abarcar a Bolivia, Argentina, Uruguay y Paraguay. En el país, han prestado servicios en la instalación de plantas eólicas y en faenas mineras. Una de las grúas oruga de la empresa fue la que colaboró en el rescate de los 33 trabajadores de la mina San José. En total, ha vendido cinco equipos, incluyendo 10 excavadoras, 40 niveladoras, una bomba de remolque, tres camiones bomba y una grúa oruga de 400 toneladas. Además, es la número uno a nivel mundial en fabricación de maquinarias para hormigón y está entre las 50 fabricantes de maquinarias para la construcción.
En 20 años, Liang Wengen, bachiller en Artes de la Central South University, logró amasar una fortuna que hoy lo tiene posicionado como el hombre más rico de China, desplazando al segundo lugar a Zong Qinghou, fundador del imperio de bebidas Wahaha, el socio de Coca Cola en ese país y que cuenta con una fortuna de US$ 10.630 millones.
El corazón de Sany Group está en la ciudad de Changsa, ubicado en el centro de China, ahí también reside el magnate junto a su esposa y su único hijo. Y desde ahí, también, ha expandido sus redes hacia Shanghai, Shenzen, Hong Kong y todas las megaurbes chinas que han experimentado el boom de la industria inmobiliaria. Y, desde hace 10 años, comenzó a expandir sus redes hacia el mundo de la mano de la exportación de maquinaria pesada.
Wengen cultiva un bajo perfil. Nunca ha dado una entrevista y, según la prensa local, una de las instrucciones que dio a Xiang Wenbo, vicepresidente de la firma, fue: "Puedes hacer conocida a Sany Group en el mundo, mientras a Wengen no lo conozca nadie".
El empresario es hoy uno de los 146 hombres más ricos chinos y comparte con ellos una historia similar: haber pasado de la pobreza a la extrema riqueza en un corto plazo gracias al crecimiento de China. De hecho, 78 de estos megamillonarios están ligados a la industria de la construcción. En una de sus escasas declaraciones a la prensa dijo qué haría si fracasara ahora como empresario: "Escribir un libro llamado No se hace así, destinado a personas que actúan por impulso como yo. En segundo lugar, me gustaría ser profesor en un pueblo pequeño para enseñar lo que he aprendido", declaró.