El canciller de Libia, Mohammed Al Dairi, pidió el miércoles al Consejo de Seguridad de la ONU la suspensión del embargo de armas impuesto a su país para poder así luchar mejor contra los yihadistas, al tiempo que descartó la idea de una intervención internacional.
Según fuentes diplomáticas, un proyecto de resolución en este sentido, preparado por el grupo árabe de las Naciones Unidas, se iba a repartir el miércoles a los 15 países del Consejo de Seguridad por Jordania, único integrante árabe del Consejo pero no se preveía decisión del Consejo en lo inmediato.
El ministro libio instó a la comunidad internacional a "ayudar (a su país) a reforzar la capacidad militar nacional" y "esto implica levantar el embargo de armas para que nuestro ejército pueda recibir material y armas con el fin de hacer frente a este terrorismo desenfrenado".
El ministro libio deploró que a pesar de que los grupos yihadistas que operan desde su país "amenazan a África y a Europa", Trípoli "no recibe la misma atención que Siria o Irak".
Remarcó, no obstante, que no reclama "una intervención internacional", contrariamente a lo que habían sugerido autoridades egipcias tras el asesinato en Libia de 21 coptos egipcios por el grupo Estado Islámico.
Según el ministro egipcio de Relaciones Exteriores Sameh Chukri, que también se dirigió al Consejo el miércoles, el proyecto de resolución prevé un "levantamiento de las restricciones" a la venta de armas destinadas al gobierno libio reconocido por la comunidad internacional.
Se necesita también, dijo, "imponer un bloqueo naval" para impedir la entrega de armas a las milicias que operan en regiones de Libia "que escapan al control de las autoridades legítimas".
Varios miembros del Consejo, entre ellos Rusia, son reticentes a un levantamiento del embargo impuesto desde 2011 a Libia y evocan el peligro de que las armas caigan en malas manos.