En agosto de 1951 la pequeña localidad de Point-Saint-Esprit, en el sur de Francia, fue atacada por una imprevista oleada de problemas mentales, con al menos cinco muertos, decenas de internados en hospitales psiquiátricos y cientos de personas reportando casos de delirio.
Durante décadas, el episodio fue atribuido a un hongo alucinógeno que habría contaminado la harina con la que se amasaba el pan, pero el libro de un periodista norteamericano reveló que, detrás a la masiva intoxicación estuvo la CIA.
Según el reportero, Hank Albarelli, fueron agentes de la CIA los que contaminaron con alucinógenos el "pan maldito", como parte de un experimento de "control mental".
Los reportes de la época señalaron que un muchacho de 11 años intentó estrangular a su abuela, un hombre gritó "soy un aeroplano" antes de lanzarse por la ventana y otro "vio" como el corazón se le escapaba del pecho y llamó a un médico para que "lo pusiera de nuevo en su lugar".
Muchas de esas personas con alucinaciones terminaron en asilos psiquiátricos y con camisas de fuerza, relató Albarelli en su libro, que por estos días está siendo muy comentado en sitios de internet de Estados Unidos y Francia.
En aquella época, según la investigación de Albarelli, los hornos donde se cocinaban las baguettes en Point-Saint-Esprit estaban contaminados con ergot, un hongo que crece en el centeno y produce alcaloides relacionados con el LSD.
SOSPECHA DE LA CIA
Albarelli afirmó que no se trató de un accidente sino de un experimento secreto conducido por la CIA junto a los científicos del laboratorio de guerra biológica del ejército de Estados Unidos, con base en Fort Detrick, en Maryland.
El periodista se topó con el caso del "pan maldito" mientras investigaba la muerte de Frank Olson, un bioquímico de la CIA que se tiró por la ventana dos años después del episodio de las baguettes contaminadas.
Al parecer, los científicos que con sus declaraciones llevaron a concluir que el caso de la localidad francesa fue un accidente trabajaban para la Sandoz, una empresa farmacéutica suiza que proveía secretamente a la CIA y al ejército de Estados Unidos el LSD para sus experimentos.
En el libro "Un terrible error: el homicidio de Frank Olson y los experimentos secretos de la CIA durante la Guerra Fría", Albarelli citó documentos de la Sandoz que hablan del "secreto de Point-Saint-Esprit.
Ex colegas de Olson confesaron al periodista que las baguettes alucinógenas eran parte de un experimento de los agentes secretos para "controlar mentes".
El caso de la pequeña localidad francesa se inscribe en la a menudo bizarra historia del programa que Estados Unidos lanzó en los años '50 para "manipular mentes". Los experimentos, se afirma, fueron ejercidos sobre prisioneros enemigos e incluso sobre soldados norteamericanos.
Los experimentos siguieron adelante hasta los primeros años de la década del '70.