La segunda parte del libro "Jesús de Nazaret" del Papa Benedicto XVI, asegura que la resurrección de Cristo es históricamente creíble, que la Iglesia actual parece un barco que se hunde, que Jesús separó definitivamente la religión de la política, y que los judíos no fueron los culpables de su muerte.
Hoy el libro salió a la venta con una tirada total de 1.200.000 ejemplares, en siete idiomas, entre ellos español y portugués.
En la obra, de 396 páginas Joseph Ratzinger asegura que Jesús resucitado no es alguien que haya regresado a la vida biológica normal y después según las leyes de la biología deba morir de nuevo.
Si la resurrección -afirma- no hubiera sido más que el milagro de un muerto redivivo, "no tendría mas importancia que la reanimación por la pericia de los médicos de alguien clínicamente muerto".
"La resurrección de Cristo es un acontecimiento universal, creíble", dice el Papa, que agrega que si se hubiese inventado se hubiera insistido "en la plena corporeidad, es decir en la posibilidad de reconocerlo inmediatamente", cuando Jesús "no retornó a la existencia empírica, sometida a la ley de la muerte".
Añade que Jesús no es "un fantasma, un espíritu, ya que no viene del mundo de los muertos, sino del de la vida".
En cuanto a la Iglesia, dice que "hoy, la barca de la Iglesia, con el viento contrario de la historia, navega por el océano agitado del tiempo. Se tiene con frecuencia la impresión de que está para hundirse, pero el Señor está siempre presente y viene en el momento oportuno. Esa es la confianza del cristiano".
El pontífice afirma que con el anuncio de Jesús del Reino de Dios "creó una separación definitiva entre la dimensión religiosa y la política, una separación que ha cambiado el mundo".
Recuerda que hasta entonces esas dos dimensiones eran inseparables y que en su condena pesó no solo la preocupación política, sino "el desmedido afán egoísta de poder del grupo dominante".
Benedicto XVI exonera a los judíos de ser los culpables de la condena de Jesús a muerte y señala que, cuando en el Evangelio de Mateo se habla de que "todo el pueblo" pidió la crucifixión de Cristo, "no se expresa un hecho histórico".
Agrega que la "realidad" aparece más correcta en el evangelio de Juan, que señala simplemente a "la aristocracia del templo".
El Concilio Vaticano II (1962-65) promulgó la declaración "Nostra Aetate", con la que se retiró las acusaciones de deicidio contra los judíos.
En el texto, el Papa señala que Jesús no fue un "revolucionario político" y sobre la Ultima Cena afirma que no fue una cena pascual según el ritual judío y que Cristo fue crucificado no el día de la fiesta judía, sino en la vigilia.