En su descripción de "Chile", la enciclopedia de contenido libre Wikipedia -una de las fuentes de información más consultadas en internet- dice en un párrafo que "es uno de los países del mundo con más gasto militar con respecto a su PIB (un 3,8%)".

Aunque esas cifras son rebatidas por el gobierno -ya que incluyen el presupuesto en seguridad ciudadana, dependiente del Ministerio de Defensa-, la presunta mala fama de país armamentista ha sido uno de los flancos de la política exterior. Incluso, Perú -que considera "excesivo" el gasto militar chileno- lanzó una campaña contra el armamentismo en el mundo en una velada alusión a Chile.

Esa crítica será uno de los puntos que intentará despejar el nuevo Libro de la Defensa, que será presentado en La Moneda en una ceremonia a definir, entre el 17 y 18 de diciembre.

En el gobierno explican que la tercera versión del llamado "libro blanco", preparado por un equipo dirigido por el cientista político Rodrigo Atria, será de carácter pedagógico y contendrá información empírica -en gráficos comparativos- para intentar revertir la imagen armamentista.

El texto también incluirá un inventario del armamento y la definición del derecho a la legítima defensa en caso de agresión externa.
 
Para el próximo año, el Ministerio de Defensa considera un presupuesto de $ 152 millones para imprimir y difundir el documento de 300 páginas.

ARGUMENTOS
El principal argumento del gobierno para negar una supuesta carrera armamentista es que las adquisiciones militares desde 1990 son unidades modernas que reemplazaron a otras de tecnología obsoleta.
 
En el caso de la Fach, explican, los F-16 dieron de baja a los Mirage, que a su vez hicieron lo mismo con los Hawker Hunter, aviones de los años 50, usados en el bombardeo a La Moneda y que todavía volaban en 1990. En la Armada ocurrió algo similar con los actuales buques holandeses y británicos que relevaron a los destructores y fragatas de los años 60.

En el Ejército, a su vez, los tanques Sherman, de tecnología post II Guerra Mundial, dieron paso a los Leopard. La única adquisición nueva que no tiene un precedente, precisan, son los carros blindados para infantería. Hoy, los ejércitos casi no movilizan a sus tropas a pie.

Otro argumento que esgrimen en el Ejecutivo son las cifras. Según el Libro de la Defensa de 2002, el gasto militar -incluyendo lo que efectivamente se usa de lo que aporta la Ley del Cobre- se ha mantenido en el orden de 1,8% del PIB. Aunque algunos expertos chilenos discrepan levemente de la cifra y la promedian en un 2%, todos coinciden en que el gasto militar real está lejos de lo que indican organismos internacionales.

El tercer argumento, explicitado en el libro, es que las adquisiciones chilenas corresponden a un proceso planificado y anunciado.

Según el académico Miguel Navarro, quien colaboró con el documento, estas compras son coherentes con la "estatura internacional" que ha adquirido el país. 

El analista Eduardo Santos dice que la mejor prueba de que Chile no es armamentista es que no gasta todo lo que se destina por Ley del Cobre. Según sus estimaciones, las FF.AA. gastaron en armas en 2008 US$ 254 millones de los US$ 1.246 millones que les aportó Codelco.