Noura y su vecino son mejores amigos. Viven en Siria y llevan una infancia tranquila. Van a la escuela, juegan en las tardes y se comunican por sonidos a través de la pared que separa sus dos piezas. Son niños. Pero todo cambia cuando la guerra invade sus vidas, con aviones y bombas, lo que transforma su amistad y los enfrenta a la pérdida de sus seres queridos.

Esta es la historia de Para Siempre, Noura, libro infantil escrito por Francisca Cortés Guarachi (1981) e ilustrado por Paulina Silva Chala (1990), que será publicado en noviembre por la editorial Zig-Zag. Tras dos años de trabajo y sucesivos rechazos de otros sellos, el libro coincide con la reciente llegada de 15 familias de refugiados sirios.

En 2014, Francisca Cortés observó el boom noticioso de la guerra en Siria. Entonces comenzó a escribir un cuento sobre el conflicto enfocado en la infancia, y un año más tarde contactó a Paulina Silva. La ilustradora, que vive en Madrid y está de paso en Chile para lanzar el libro, aceptó de inmediato. Además de artista visual, tiene ascendencia siria.

¿Cómo puede conectar el libro con los niños?

Con cada editorial que hablamos fue tema, porque es un libro que a mucha gente le pareció que no era para niños. Al principio pensamos hacer ilustraciones muy infantiles, y al final era casi perturbador. Decidimos hacer algo igual de sobrio que el texto. Los niños se identifican porque son inteligentes y entienden las cosas sin tanto ruido. La idea es no subestimar a los niños y que también entren los adultos, que sea como los libros de ilustración antigua, más universales.

¿Cómo fue la documentación?

Fue tanto histórica como visual. La mayoría de la historia ocurre antes de la catástrofe, entonces las imágenes de lugares son de fotos antiguas sacadas por mi abuela cuando fue a Siria. Las imágenes del entorno son reales.

¿Qué tipo de reacciones puede provocar?

Nos importó mucho que no generara una opinión política. No ponernos del lado de nadie. No es el típico libro de guerra, tratamos de ser neutras. Los malos son bombas o aviones, no es el presidente ni el gobierno. Nunca se sabe quién es el malo o el bueno, ni quién es la víctima o el victimario. No quisimos dar cátedra de nada. Otra cosa importante es que nunca decimos en el libro que es de Siria. Quisimos que sea transversal a las guerras, que funcione como un ejemplo. De hecho, en el inicio dice: "Por los niños que viven la guerra, por su futuro".