Libro rescata a Hernán Gazmuri, precursor del cubismo en Chile

El 15 de abril de 1934, el crítico Marco Bontá publicó una columna en el diario El Mercurio que atacaba al pintor Hernán Gazmuri (1900-1979) por dictar un curso de cubismo y abstracción en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile. "Un simple juego de entretenimiento, un puzzle de líneas, de colores aprendidos o copiados de las revistas", escribió Bontá sobre el cubismo a la chilena de esa época.
El conservador ambiente plástico local se resistía con despiadadas descalificaciones al arribo de las nuevas corrientes que se desarrollaban en Europa. "El arte chileno se ha visto transformarse en una burda imitación, todas las características de un nuevo academicismo tan lamentable y pernicioso como el que más", agregaba Bontá.
En un primer momento, la reacción a la enseñanza del cubismo en Chile fue así de hostil. La historia será revivida en el libro La modernidad extraviada, del curador Ernesto Muñoz, próximo a salir a librerías. "El artículo de Bontá motivó el despido de Gazmuri, el cierre de la cátedra y la desaparición de la enseñanza de las vanguardias, especialmente el cubismo, en el arte chileno", apunta Muñoz.
Luego del despido de Gazmuri, su profesor, varios alumnos emigraron de la escuela y fundaron la Academia Libre de Artes Plásticas, que funcionó en Agustinas 1253, en los pisos superiores del edificio del diario La Nación. Entre los alumnos figuraban Lily Garafulic y Roberto Matta. A este último, Gazmuri le recomendó dejar Chile para evitar las mismas incomprensiones que él sufrió. Al parecer, Gazmuri fue el único capaz de ver talento en las tempranas "excentricidades" de Matta.
El conocimiento sobre las vanguardias europeas que alcanzó Gazmuri no era producto de la lectura de revistas extranjeras, como aseguraba Bontá. En 1928 viajó a Francia para estudiar en el Museo del Louvre, la Universidad de La Sorbone y en talleres de maestros abstractos, como André Lothe y Ferdinand Léger.
Gazmuri no recibió beca y costeó el viaje por su cuenta. El objetivo de renovar drásticamente sus conocimientos de arte se cumplió, pero volvió enfermo de tuberculosis por las privaciones que soportó.
La historia de desencuentro entre el artista y Chile continúa. Desde Francia, Clara Guttmann, viuda de Gazmuri, reclama que el MAC y el Museo de Bellas Artes poseen obras del pintor sin su consentimiento. Las autoridades de estas instituciones, sin embargo, han explicado que una de las hijas de Gazmuri las vendió.
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