La general falta de lectores y la crisis de la industria editorial tiene en Italia una importante excepción: los libros religiosos están experimentando un auge que parece inarrestable. Es otra consecuencia, muy concreta y terrenal, de la "revolución" que el Papa Francisco está imprimiendo a la imagen de su Iglesia. En tiempos de vacas flacas para el sector, es todo un "milagro".
No sorprende que el Salón del Libro de Turín, la más grande y prestigiosa feria del sector en Italia, decidiera "bendecir" la tendencia y homenajear como país invitado de la edición de este año al pequeño Estado del Vaticano. Críticos, autores y literatos torcieron la nariz con motivaciones más o menos intelectuales, pero nadie pudo negar la evidencia de la multiplicación de los libros religiosos en el último año. Desde que Jorge Mario Bergoglio subió al solio de San Pedro, en marzo de 2013, salieron en Italia 243 títulos sobre el Pontífice que llega "casi del final del mundo": un río de tinta que no tiene precedentes.
En el último mes, en ocasión del primer aniversario y de la doble canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II, a las librerías italianas llegó un volumen nuevo cada día. No hay periodista especializado en el Vaticano que no haya publicado su texto. Marco Politi publica estos días Francisco entre lobos. Giovanna Chirri sacó Ragazzi, vi racconto Giovanni Paolo II (Chicos, os cuento Juan Pablo II). Andrea Tornielli firma El último milagro, también sobre Karol Wojtyla. Son sólo algunas de las firmas más importantes en este ámbito.
El de los libros religiosos es un mercado que florece y en el que hay que estar. Ya no existe editorial que no tenga ni una obra sobre el tema. No sólo las especializadas en religión o espiritualidad: Mondadori, especializada en novelas y ficción, sacó 100 títulos, RCS -otro gran grupo italiano-, 66. La entrevista al Papa Francisco de Eugenio Scalfari, el laico, ateo, izquierdista fundador del diario La Repubblica, se transformó en un éxito en las librerías.
Esta producción incesante da oxígeno a una industria en crisis. No sólo las editoriales, religiosas o no, cosechan provechos de la venta en las librerías, sino que también subieron mucho las ventas de los derechos en el extranjero. La Libreria Editrice Vaticana (LEV), con un amplio catálogo de doctrina, liturgia y cultura católica, es la editorial más internacional del país: sus títulos se traducen en 20 idiomas. La LEV es una editorial mediana, factura cada año 20 millones de euros y sólo el 25% de las ganancias llega de las ventas en Italia: Estados Unidos, América Latina, España, Alemani y Francia hacen el resto. Dice su jefe Francesco Costa: "El fenómeno del libro religioso explotó hace unos años, quizás debido a la crisis y al desconcierto de esta época, pero con el Papa Francisco conoció un auge de alrededor del 12%".
Mientras Italia asiste impotente a una sangría de lectores (se perdieron dos millones en un año), las cuentas de Costa parecen todo un "milagro". Por eso, en el centro de la gigante feria de Turín, que cierra hoy, campea una cúpula construida no con ladrillos, sino con libros, que recuerda la Basílica de San Pedro, centro del Vaticano y corazón del catolicismo.
Si el éxito o el fracaso de los títulos representa una especie de sismógrafo de los tiempos, la época de oro de la editoría religiosa en las impresoras y en las estanterías -biografías del Pontífice, de los nuevos santos, entrevistas con obispos, ensayos teológicos, reconstrucciones históricas, etc.- testifica que es opinión pública, difusa y clara, la sensación de que lo que pasa desde hace un año dentro de las murallas vaticanas es algo que va a tener impacto en la historia y en el mundo. Porque, como registra el Osservatorio de la editorial católica, cambió el perfil de quien está comprando obras de religión o espiritualidad: el público ya no sólo es católico.