El líder de Corea del Norte,

Kim Jong Un

, ha pedido a altas autoridades del régimen inaugurar "cuanto antes" el complejo de esquí de Masik, uno de los proyectos civiles más ambiciosos del joven dirigente, informó hoy la agencia estatal KCNA.

En una exhaustiva visita al complejo, Kim "ordenó a los altos funcionarios celebrar cuanto antes una ceremonia de apertura para que los ciudadanos puedan disfrutar plenamente del esquí", indicó la KCNA en su despacho.

La agencia describió la visita del líder a las instalaciones, donde comprobó el estado de los remontes, máquinas aplanadoras y cañones de nieve, además de las tiendas y restaurantes que abrirán en el complejo.

Kim Jong Un "señaló con gran satisfacción que las instalaciones se mantienen correctamente y todo está impecable" en el complejo de Masik, proyecto que la KCNA describió como "una creación monumental de la época del Songun".

Songun es la política de Estado instaurada por el fallecido Kim Jong Il y seguida por su hijo Kim Jong Un consistente en priorizar la defensa armada del país.

El nuevo resort de esquí, que será el primero en la historia del hermético país comunista, se considera un proyecto personal del joven líder, de unos 30 años de edad, que estudió varios años en Suiza y al que expertos señalan como un aficionado a este deporte invernal.

Medios extranjeros anunciaron el pasado octubre una apertura inminente del complejo, pero ésta no se produjo y se desconoce cuándo recibirá a los primeros esquiadores.

El complejo está ubicado en el desfiladero de Masik, unos 180 kilómetros al este de Pyongyang, y también cuenta con un gran hotel y un helipuerto.

Expertos mantienen que el empobrecido régimen norcoreano se ha fijado en el turismo como una importante fuente de ingresos para impulsar al país y, en este sentido, la estación de esquí contribuirá a elevar la afluencia de visitantes extranjeros durante la larga época invernal coreana.

La construcción del complejo de esquí también ha reportado críticas al régimen norcoreano de quienes consideran que supone un derroche de dinero teniendo en cuenta que el Estado no es capaz de alimentar a su población sin la ayuda alimentaria de organizaciones internacionales.