La cita de los líderes europeos para despedir a Jean-Claude Trichet como presidente del Banco Central Europeo (BCE) se convirtió hoy en una reunión crucial para que la cumbre extraordinaria de la Unión Europeo del próximo domingo concluya con acuerdos de alcance para afrontar la crisis.

Los dirigentes europeos despidieron a Trichet con alabanzas a su política de rigor monetario y a las decisiones poco convencionales, como la controvertida compra de bonos de países endeudados como instrumento para atajar la crisis.

Sin embargo, fue el propio Trichet quien urgió a los líderes europeos a dar los pasos necesarios para superar las actuales dificultades financieras, al abogar por solventar de manera "urgente" la recapitalización de los bancos y la integración económica y fiscal de la UE.

Este será, junto con la forma de aprovechar mejor el fondo de rescate europeo (FEEF), uno de los asuntos más importantes de la cumbre extraordinaria del próximo domingo.

Para perfilar este encuentro de líderes en Bruselas viajó a Frankfourt el presidente francés, Nicolas Sarkozy, que no acudió al homenaje a Trichet pero se desplazó a última hora, fuera de programa, a la metrópolis financiera.

Antes de ese encuentro, el presidente francés había hablado por teléfono con Merkel y, tanto desde París como desde Berlín, se había afirmado que eso sería todo, situación que finalmente derivó en el viaje sorpresa de Sarkozy..

El encuentro se prolongó algo más de una hora y media y a su término ninguno de los líderes hizo declaraciones.

En círculos económicos y comunitarios se apunta que Berlín es favorable a un impago parcial de Grecia, algo que París no desea para que no se vea afectada su banca y, en segundo término, su ya cuestionada máxima calidad crediticia "AAA".

Además, Francia apuesta por que el fondo de rescate europeo FEEF sea la primera instancia empleada para recapitalizar a las entidades financieras con problemas de capital, algo que Alemania no desea, ya que prefiere que sea cada país el que asista a su sector bancario.

La distancia es tal, según los analistas, que Sarkozy decidió ir personalmente a Alemaniapara entrevistarse cara a cara con Merkel.

La canciller y el presidente se habían reunido por última vez, en Berlín, el 9 de octubre, ocasión en la que ambos se comprometieron a presentar una solución duradera antes de final de mes.

Mientras algunos líderes como el presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Durao Barroso, o Sarkozy, han recalcado la importancia de llegar en la cumbre a acuerdos definitivos que tranquilicen a los mercados, Merkel restó hoy dramatismo a la cita.

La canciller reiteró que la cumbre de la eurozona del próximo domingo será un encuentro importante pero no el definitivo, ya que la batalla contra la crisis de las finanzas públicas y privadas de la eurozona, dijo, será un "largo camino" plagado de medidas.

"La cumbre del día 23 no será el punto final, sino un punto más y a él le seguirán muchos más", afirmó.