El reloj marcaba exactamente las 21 horas, cuando anoche las luces se apagaron en el Movistar Arena, y las más de 6 mil personas que llenaban el lugar, rugieron para recibir a Limp Bizkit por primera vez en un escenario en Chile, mientras algunos fans instalados en las graderías, aprovechaban el momento para saltar a la Cancha VIP, donde eran perseguidos por los guardias.

DJ Lethal fue el primero en ocupar su lugar, y segundos después lo siguieron sus compañeros de banda, que con Why try, de su último disco, Golden cobra, partieron con un show que se extendió por una hora y 40 minutos, marcados por la energía de la banda y también la de su fanaticada, que cantó cada una de las canciones que despachó el grupo.

"Buenas noches, cabrones", fue el primer saludo de Fred Durst, gran protagonista del show, que ni siquiera fue opacado por el guitarrista Wes Borland, quien -como es su costumbre- se presentó con el torso y la cabeza completamente pintadas.

Durst también llegó con su más típico atuendo: un jockey sobre la cabeza y una polera de los Yankees, debajo de la que se puso un polerón que decía "Chile".

El cargado sonido que a ratos no dejaba distinguir bien los instrumentos y hacía que no se escucharan las segundas voces de Borland, no hizo que bajara en nada el entusiasmo del público que en noviembre del año pasado se había quedado con las ganas de ver a la banda, luego de que se suspendiera su gira latinoamericana por una lesión en el cuello de Durst.

"Ha pasado demasiado tiempo", reconoció el cantante que cantó, rapeó y gritó con fidelidad absoluta a lo que suena en sus discos.

Break stuff fue el primer gran éxito que sonó y que terminó de entusiasmar al público que lanzó, entre otros regalos, una bandera chilena y una camiseta de la selección nacional con el nombre del cantante. Él respondió al cariño combinando declaraciones de amor con insultos que la audiencia contestaba feliz.

Luego vinieron otros hits como My generation, Nookie y las conocidas versiones de Behind blue eyes, de The Who, y Faith, de George Michael, canción para la que la banda invitó a una chica a subir al escenario. Luego fue el turno de un hombre, que subió a cantar Full Nelson junto a Durst.

Para cerrar el show llegó el turno de Rollin y el fin de una fiesta que la banda se comprometió a repetir "muy pronto".