En 2009, Lin-Manuel Miranda fue invitado por primera vez a la Casa Blanca. El actor, letrista y compositor neoyorquino, de por entonces 29 años, era ya considerado un joven prodigio del teatro musical, gracias a su debut en Broadway con In the Heights un año antes, el cual creó y protagonizó, recibiendo cuatro premios Tony, el más importante de las tablas en Estados Unidos.
En el marco de una noche de poesía orquestada por Barack y Michelle Obama, Miranda se dirigió a los presentes para decir que estaba trabajando en un álbum conceptual sobre alguien que representa el espíritu del hip hop: el primer tesorero de Estados Unidos, Alexander Hamilton. Las risas fueron inmediatas, acompañadas de la cara de incredulidad del entonces mandatario del país norteamericano. "¡Se ríen, pero es verdad!", exclamó el actor, sin ninguna ironía.
Procedió a explicar cómo Hamilton fue un inmigrante huérfano sin ningún centavo, que se transformó en una de las figuras más importantes del gobierno de George Washington, todo gracias al poder de sus palabras. Miranda interpretó esa noche la primera canción de lo que sería el proyecto, recibiendo aplausos de pie, aunque también varias risotadas.
Después de esa noche, la idea de Miranda mutó: no sería un álbum, sino otro musical. Hamilton se estrenó en agosto de 2015 en Broadway, y el resto es historia. Al año siguiente la producción ganó 11 premios Tony, se transformó en un fenómeno cultural, con entradas vendiéndose por hasta $ 20.000 dólares, y su creador se convirtió en una estrella transversal.
Hoy, la figura de Miranda va mucho más allá de las tablas. Time lo seleccionó como una de las 100 personas más influyentes del planeta en 2016, mientras que Associated Press lo eligió como el artista del año. Y el 26 de febrero podría alcanzar un hito que sólo 12 personas han conseguido antes que él: el EGOT, sigla que resume los cuatro mayores premios del entretenimiento norteamericano: Emmy (televisión), Grammy (música), Oscar (cine) y Tony (teatro). Miranda se encuentra actualmente nominado al tercero de estos por la canción "How far I'll go", de la cinta animada Moana; el único gran premio que le falta a su carrera. No sólo eso: con 37 años, sería el más joven en lograrlo, además del más rápido, con poco menos de nueve años entre su primer gran galardón -el Tony en 2008- y el potencial Oscar.
"Inmigrantes, hacemos el trabajo"
La fijación de Miranda con el concepto de inmigración y el sueño americano, que de alguna u otra forma están presentes en todo su trabajo, viene desde su propia historia. Si bien nació en Estados Unidos, sus padres son puertorriqueños, y fue criado en el barrio neoyorquino Washington Heights, de población predominantemente latina, sobre todo de República Dominicana y Puerto Rico.
El multiétnico contexto en el que creció fue la inspiración para su primer musical, In the Heights, el cual comenzó a escribir cuando tenía 19 años. La historia se centraba en Usnavi, un inmigrante dominicano, y la vida de la comunidad latina que lo rodeaba. El diálogo intercalaba inglés y español, y la banda sonora, que fue puliendo en los casi diez años que se demoró en llegar la producción a Broadway, estaba marcada por el hip-hop y la música centroamericana, sobre todo la salsa.
La premiada producción fue un éxito, pero no logró cumplir un anhelado deseo de su autor. "Creo que, en su gran mayoría, la comunidad hip hop no vio el show", confesó Miranda a la revista Rolling Stone en 2016. El compositor quería encontrar una instancia que mezclara las dos eclécticas pasiones con las que creció: el teatro musical y el hip hop. Y lo conseguiría con su siguiente gran proyecto.
El interés por Alexander Hamilton llegó por casualidad. De vacaciones en 2008, compró por curiosidad la biografía escrita por el historiador Ron Chernow sobre el primero tesorero de Estados Unidos tras su independencia, y encontró en su figura a un hombre similar a sí mismo: de origen latino, con hambre de conocimiento y que trabajaba sin parar.
Pero su visión de la historia de Hamilton tendría un moderno giro, reinterpretando a los personajes para que reflejaran la diversidad racial que domina Estados Unidos actualmente: con latinos, afroamericanos, asiáticos y más.
El musical se transformó en una revolucionaria apología a la inmigración: "Inmigrantes, hacemos el trabajo", proclama orgulloso el protagonista en una de las escenas. El concepto adquirió una importancia extra en medio del auge del racismo y la xenofobia en Estados Unidos de la mano de Donald Trump. "Sigo viendo pancartas en las protestas (con esa frase) en todas las marchas. No puedo expresar lo mucho que significa para mí como escritor ver eso, que una línea que yo escribí esté generando esta conversación", dijo Miranda al portal Huffington Post recientemente, tildando la medida de Trump de prohibir el ingreso de musulmanes de ciertas nacionalidades al país como "profundamente poco americana".
También, en una presentación en noviembre, a pocos días de la elección, el elenco del show -sin Miranda, que dejó la producción en julio-, al ver al actual Vicepresidente, Mike Pence, entre el público, lo emplazó a respetar a las minorías raciales del país, generando una furiosa respuesta de Trump.
Sin parar
Para obtener el Oscar, Miranda deberá superar una dura competencia: el favorito, Justin Hurwitz, está nominado por dos canciones por La La Land. Pero incluso en la derrota, el salto del actor y compositor al cine parece definitivo. Tras la banda sonora de Moana, se encuentra actualmente filmando una secuela de Mary Poppins, en donde interpreta al protagonista masculino.
También producirá una versión fílmica de In the Heights, que comenzará a rodarse dentro de poco. Y considerando el impacto de Hamilton, una película es sólo cosa de tiempo. El EGOT podría no estar nada de lejos.