Lindsey Stirling (30) es un producto absoluto de su tiempo. Una artista que factura su arrastre a partir de YouTube, que no necesita de los sellos discográficos, que ofrece una propuesta visual casi más atractiva que su música y que logra todo aquello gracias a ese híbrido tan típico de este siglo, el que hermana la elegancia del sonido clásico con el vigor juvenil de los fenómenos pop.
Y algo más: puede ir ampliando su público de manera casi sorprendente de una temporada a otra, audiencia que precisamente cae hechizada ante productos de fácil viralización. Todo ello le ha permitido aterrizar en eventos como el Lollapalooza de Estados Unidos, en 2016, festival de genética rockera y casi siempre vinculado a la vieja escuela.
De alguna manera, Chile es un otro ejemplo para calibrar su impacto. Luego de presentarse ante un repleto Teatro Cariola en su debut de abril de 2015 -y de agotar todos los boletos en un par de semanas-, la actriz, violinista y compositora estadounidense retornará con un concierto agendado para el martes 22 de agosto en el Caupolicán. O sea, saltará del recinto que la recibió en su primera vez, con capacidad para poco más de mil personas, a otro donde pueden entrar 5 mil.
"Mis conciertos son muy enérgicos y, como se ve en mis videos, me muevo mucho por el escenario, doy vueltas y bailo bastante. Lo paso muy bien y espero que el público lo disfrute igual que mi banda y yo. Quiero que se olviden de sus preocupaciones", aseguraba Stirling en una entrevista con La Tercera hace dos años, arrojando las pistas de su suceso: melodías sugerentes y pegajosas interpretadas desde su violín, y acompañadas de videos con ambiciones cinematográficas, repletos de bailes, coreografías y una pequeña trama reconocible por cualquiera. Por lo demás, una de sus especialidades es revivir música de películas o series de TV, como ya lo ha hecho con La bella y la bestia o Game of thrones.
Un recorrido que se sintetiza en tres discos, dominados por las composiciones propias, aunque sobre el escenario también se da espacio para versionar hits de grupos como Green Day. Eso sí, a la hora de observar el mundo virtual, sus estadísticas son mucho más impresionantes. Su canal de YouTube cuenta con alrededor de 8 millones de suscritos y mil millones de visualizaciones. Su fans club chileno en Facebook posee cerca de 115 mil seguidores.
Los mismos que ahora podrán mirar de frente a su ídola en el mundo real. Las entradas para su espectáculo en Santiago se pueden adquirir desde el 2 de junio en Ticketek.