Fue un día de selfies. La nueva Línea 6 del Metro, inaugurada hoy, a ocho años de haber sido anunciada, hizo que vecinos y autoridades se sorprendieran en las estaciones registrando en fotos cada una de las novedades tecnológicas que presenta este nuevo servicio. La Presidenta Michelle Bachelet observó con atención las máquinas que permiten cargar la bip! y recorrió los trenes climatizados, mientras que los primeros viajeros grabaron videos frente a las puertas de los andenes.
Se trataba de la apertura de una de las megaobras más esperadas para Santiago y contempló una inversión de US$ 1.036 millones. También una de las más polémicas, por haber sido lanzada a 17 días de las elecciones.
"Hay que reconocer que para una que es un dinosaurio tecnológico, esto de que los trenes no tengan chofer genera al principio una cosita (...); estábamos ahí mirando al comienzo...", afirmó Bachelet sobre los convoyes sin conductor.
La Mandataria visitó las estaciones Estadio Nacional, Lo Valledor y Cerrillos, lugares donde mostraron imágenes sobre la historia en el coliseo y se bailó cueca a modo de celebración.
Para Metro, el debut de este servicio es un hito: la red subterránea sumará 10 estaciones y 15 kilómetros nuevos, que según la estatal permitirá trasladar a 65,2 millones de pasajeros anualmente.
Con el trazado inaugurado, la red capitalina ahora llega a 118 kilómetros, reafirmando que es la segunda de mayor superficie después de México D.F., con 226 kilómetros, y se ubica por sobre la de Sao Paulo, con 77 kilómetros. Atrás queda el Metro de Caracas (63 kilómetros) y Buenos Aires (53,9).
La red abrió sus puertas a las 17 horas de hoy y los vecinos de Cerrillos y Pedro Aguirre Cerda mostraron su satisfacción con el servicio, pues hasta ahora no contaban con un tren subterráneo en sus comunas. Alejandra Alarcón, vecina de la Villa Suiza, en Cerrillos, dijo que "vivo hace 50 años acá y nunca pensamos que esto sucedería. Nos sentíamos aislados".
En otros sectores, los usuarios no tuvieron mayores inconvenientes al utilizar la tarjeta bip!, pues la Línea 6 no tiene boleterías. Se pudo apreciar que las estaciones cuentan con al menos seis máquinas para cargar los plásticos. La novedad: se puede dialogar con un asistente a través de un intercomunicador para pedir ayuda. ¿Hubo problemas al utilizar las máquinas? Algunos pasajeros demoraron hasta cinco minutos en hacer el trámite, pues la gran cantidad de instrucciones que leer enlentece el proceso. Por la tarde, se apreció que algunos dispositivos se conectaron de manera intermitente. En la hora peak, comenzaron a llenarse lentamente los andenes, pero no hubo colapso.
Sin señal y largas escaleras
Los viajeros se tomaron el tiempo de pasear por las enormes estaciones, como es el caso de Ñuñoa (punto de combinación con la Línea 3), recinto que tiene 17.503 metros cuadrados construidos, y Franklin, que conecta a la 2, con una superficie de 11.468 metros cuadrados. Se debe descender las escaleras para tomar los trenes por al menos 40 metros de profundidad. "Hay que prepararse para una larga caminata", dijeron algunos pasajeros. Un dato: el recorrido entre la Estación Los Leones de la Línea 1 para combinar con la 6 dura cinco minutos a un paso normal. ¿Qué pasa si falla alguna escalera? Existen ascensores, pero en caso de que haya un alto flujo de personas se pueden generar "tacos". La usuaria María Olga Herrera, quien transitó por
Estadio Nacional, dijo que "con los niños es más difícil subir o bajar largos trechos". "Esta línea debió construirse en profundidad, pues sobre ella hay obras de diversos tipos, como edificios, avenidas y servicios que no pueden ser interrumpidos", explicó Franco Basso, investigador del Observatorio de Movilidad Urbana de la Universidad Diego Portales (UDP).
La vecina Pamela Estefanía criticó el tamaño de los íconos que tienen el nombre de las estaciones, "por lo que deberían agrandarlas. Es una información clave para los usuarios si fallan los altavoces". En especial, esto se vio en la Estación Inés de Suárez, donde la señalética de color amarillo apenas se leía.
En las nuevas dependencias algunos pasajeros perdían por algunos momentos la señal del teléfono. Marta Zúñiga dijo que "la tecnología me ha parecido súper buena, pero no me ha gustado que apenas entras se va la señal del teléfono. Muchas personas usamos nuestros celulares para trabajar mientras viajamos. Entonces eso es un problema".
Rodrigo Martin, académico de la U. de Santiago, planteó que a partir de hoy se deberá monitorear la demanda de personas en las estaciones Los Leones -que se une a la Línea 1-, como también en Lo Valledor, donde se puede seguir el viaje con el tren Alameda-Nos, por eventuales aglomeraciones.