Dicen que pasó en una presentación de Orson Welles (1915-1985) en el Auditorium Theatre de Chicago. Una tormenta de nieve había paralizado la ciudad, pero Welles alojaba cerca del teatro y estuvo allí cuando subió el telón. Se encontró entonces ante un puñado de espectadores y les dijo: "Buenas noches. Soy Orson Welles: director, productor, actor, empresario teatral, guionista, artista, mago, estrella de las tablas, la pantalla y la radio, además de un cantante bastante bueno. ¿Por qué hay tantos yo y tan pocos de ustedes?".
Welles, que realizó y protagonizó Ciudadano Kane en 1941 y desde entonces fue zarandeado por la leyenda de su genialidad, tenía un gran ego y talento de sobra para sustentarlo. Faltaba, sin embargo, una cinta de ficción sobre el período inmediatamente anterior a Kane, cuando con 22 años cofundó y lideró la Mercury Theatre Company, un hito en la historia teatral de EEUU.
Y ahí apareció la figura del director texano Richard Linklater (Antes del amanecer, Antes del atardecer) para hacerse cargo de la adaptación de la novela Me and Orson Welles, que cuenta la historia de un adolescente que persuade a Welles de darle un rol. Y que ve a la estrella ascendente a través de los ojos de este muchacho. Ambientada en Nueva York, la película se rodó principalmente en Inglaterra, y el señalado adolescente es encarnado por Zac Efron, estrella de la serie High School Musical. Una conjunción inhabitual de elementos para una película que ha sido bien tratada por la crítica, pero que aún no tiene fecha de estreno en Chile.
Corre 1937 y el estudiante Richard Samuels (Efron) puja por encontrar un espacio en Julio César, la obra de Shakespeare que en versión del Mercury Theatre se ambienta en la Italia fascista. En el curso de una semana mágica, Richard debuta en Broadway, encuentra el romance en una asistente (Claire Danes) y es testigo del "lado oscuro" de Welles (Christian McKay).
Mezcla de ficción y realidad, la novela de Robert Kaplow da cuenta de los tiempos muertos, las habladuría de pasillo y todos esos pequeños momentos que hacen un gran estreno teatral. "Fue divertido hacer algo con Welles", dijo Linklater a un medio escocés, "porque creo que estoy unos 170 grados en la posición opuesta a él". Pero, habida cuenta de la recepción del filme, casi se diría que es falsa modestia. Roger Ebert, el influyente crítico del Chicago Sun-Times, habló de "una de las mejores películas sobre el teatro que haya visto", mientras en el Village Voice, J. Hoberman apuntó que la cinta es "un trabajo lleno de brío y hasta edificante".