Liverpool cerró la fecha en Inglaterra con un empate 3-3 que lo enreda considerablemente para seguir disputando el título de la Premier League con el Manchester City de Manuel Pellegrini. El villano de turno fue el Crystal Palace, que soportó el ímpetu inicial de la visita y terminó dando vuelta un partido increíble. 

La derrota ante el Chelsea en la fecha pasada enredó a los rojos, que procuraban no perderle pisada a los líderes de Manchester, que ostentan la primera opción para quedarse con el torneo inglés. La misión era llevarse a como de lugar los tres puntos a casa y lo conseguían gracias a un contundente 3-0 que los mantenía en carrera... o al menos eso creían.

La primera cifra vino por parte del mediocampista inglés Joe Allen, que aprovechó un corner en los 18' para poner de cabeza la apertura de la cuenta. El gol llegó para ratificar el dominio de los "Reds", que manejaban los tiempos del partido, pero no conseguían crearse muchas más ocasiones de peligro.

Crystal Palace resistía, pero la verticalidad e insistencia del oponente amenazaba con pasar la cuenta. Tal cual, a poco andar de la segunda mitad, Liverpool se llevó a su rival por delante y logró extender su ventaja con las anotaciones de sus dos goleadores de fuste: Daniel Sturridge, en los 52', y, por supuesto, Luis Suárez apenas tres minutos más tarde. 

Una mano a Pellegrini

Sin embargo, la confianza de una ventaja por tres goles se convirtió en un arma de doble filo para Liverpool cuando aflojaron en la marca y permitieron la crecida del rival. Crystal Palace logró meterse de vuelta en el partido y, por si fuera poco, igualar definitivamente el marcador. 

El punto de partida fue el gol del irlandés Damien Delaney. Cuando faltaban solo trece minutos para el pitazo final, el irlandés desenfundó un remate que se desvió en el trayecto, sorprendiendo al siempre correcto Simon Mignolet. Los "Reds" no alcazaron a recuperarse de la sopresa cuando Dwight Gayle terminó una contra letal para decretar el segundo descuento. 

Y como si la Premier careciera de emoción, el Crystal Palace terminó regalando un final increíble al anotar el empate solo dos minutos antes que terminara el encuentro. El propio Gayle repitió para conseguir su doblete y aplastar todas las ilusiones de Liverpool en su aspiración a celebrar el título británico. 

El desconsuelo fue evidente y, aunque se intentó recuperar la ventaja, los jugadores del Liverpool no consiguieron un gol que les devolviera el alma al cuerpo, y no pocos terminaron derrumbados sobre el campo de juego, con las lágrimas que evidenciaban cuán lejos quedaron del máximo trofeo inglés.