El árbitro pita el final del partido en el 90'+4, y en el sector de la barra visitante, en el Estadio Anfield, es todo locura y jolgorio. Y es que el Wolverhampton, club de la segunda división de la liga inglesa, derrotó por 1-2 como visitante al Liverpool, en el encuentro válido por la cuarta ronda de la FA Cup.
El Wolverhampton comenzó el duelo lanzando un balde de agua fría a los reds y sus aspiraciones. Al primer minuto de juego, Stearman aprovechó una desconcentración en la defensa local, y tras una falta lateral cabeceó el balón hacia la red.
De ahí en adelante los dirigidos por el alemán Jürgen Kloop intentaron llegar con claridad a la portería de los Wolves, pero de manera infructuosa. Los visitantes no se conformaban con la ventaja mínima. Aprovecharon que el equipo local entró dormido a la cancha, y tras una serie de contragolpes llegó el segundo gol, al minuto 41' en los pies de Weinmann, tras la conducción y el pase de Helder Costa.
La sorpresa tenía tintes serios en Anfield. En el segundo tiempo el Liverpool no logró levantarse ni mejorar su juego. El planteamiento de Paul Lambert, entrenador del Wolverhampton, se convirtió en una telaraña impenetrable para los reds. No obstante, a los 85' llegó el descuento para los locales que les dio alguna esperanza. El insistente delantero belga Divock Origi marcó tras una desconcentración en la defensa rival. Pero finalmente el equipo de Klopp, con más corazón que ideas -y un 79% de posesión del balón-, no logró empatar el partido, y acumuló su tercera derrota consecutiva.