Como si fuera la mejor puesta en escena de Broadway, Liza Minnelli se sirvió del drama y la tragedia para asestar su mayor golpe artístico de los últimos años. A principios de 2010, la hija de Judy Garland, y una de las voces más glamorosas del cancionero norteamericano, debió pasar una larga temporada en reposo debido a su tercera operación a la rodilla. Canceló presentaciones y prendió alarmas en torno a los que especulaban con un retiro temporal de los escenarios. Los doctores le advirtieron que su trajín de viajes era un itinerario casi suicida para su cuerpo.
La recuperación fue lenta, pero productiva: la también actriz aprovechó las largas tardes en su residencia de Nueva York para retomar un proyecto incubado por años. Se trata de una colección de sus canciones favoritas interpretadas sólo por su voz y el piano de uno de sus mayores aliados artísticos, el reputado músico Billy Stritch. La iniciativa tomó cuerpo y terminó en Confessions, la producción que aparece hoy y que marca su gran retorno a los discos de estudio luego de 14 años.
"Solía pasar muchas tardes en mi casa y venía gente como Tony Bennett, u otra más sorprendente, como Janet Jackson, y acabábamos cerca del piano. Ahí nació todo", relató la artista en uno de los comunicados enviados por su sello, Decca Records, para oficializar la salida del trabajo.
Los temas escogidos mezclan gemas del cancionero estadounidense con composiciones de tono más oscuro y menos popular. Por ejemplo, aparece At last, creación de los años 40 popularizada por créditos como Glen Miller, Nat King Cole y Etta James, y refaccionada en los últimos años por Celine Dion, Christina Aguilera o Beyoncé. También está la pieza pop All the way, cantada por Frank Sinatra en 1957; Moment like this, canción de 1938 que otra voz histórica, Peggy Lee, tomó en los 90, y creaciones de autores tan diversos como Jerome Kern, Cy Coleman, Irving Berlin y Sammy Cahn. Además, todo contó con la colaboración del propio Tony Bennett.
Un puñado de nombres con los que Minnelli compartió en el Broadway y Hollywood de mediados del siglo XX. "Eran mis vecinos. Nuestra casa era como una mina de carbón en la ciudad: todo el mundo sabía que estábamos ahí. Por tanto, este álbum es un regalo a mi infancia", reconoció la intérprete en una entrevista de agosto al medio estadounidense Sign on San Diego.
Esa misma reverencia a su pasado hasta la hizo cambiar su registro vocal. Según ha comentado la artista, y algunas publicaciones que han escuchado parte del álbum, las canciones están interpretadas con sutil elegancia, con una clara ambición intimista, y sin su marcado tono pirotécnico y espectacular. "Son temas muy privados y personales para mí. Por lo que este álbum no es un espectáculo", recalcó en el mismo medio de San Diego.
Coordenadas locales
Pese a que su reinvención apunta a lo íntimo, la artista -ganadora de un premio Oscar a Mejor actriz por Cabaret- no olvida su amor por las luces y el neón. Hoy su nuevo título la tiene de gira por Estados Unidos, y para el próximo año tiene contemplado su retorno a Sudamérica: la misma productora que la trajo el 10 de junio de 2007 a una gala en Movistar Arena, hoy negocia una nueva visita. La fecha tentativa es el primer trimestre de 2011 y se maneja bajo las mismas coordenadas de sus dos anteriores escalas por Santiago (también estuvo en 1995, en los jardines del hotel Sheraton): un recinto con capacidad para más de cinco mil personas y que pueda adecuarse como una gala. De hecho, en su show de hace tres años, el sector VIP del reducto del Parque O'Higgins se convirtió en un elegante salón con mesas y sillas adornadas con rosas rojas y con mozos sirviendo vino y pisco sour.
Ante cinco mil personas y acompañada de una orquesta de 16 músicos, en esa ocasión la intérprete ofreció un espectáculo de casi 90 minutos y despachó todos sus grandes clásicos, como New York, New York, Yes, I can o Blues in the night.
Aunque su retorno al continente estará anclado en el pasado, la cantante llegaría en un momento en que goza del aplauso de créditos más recientes. Bandas de cuna ochentera, como Pet Shop Boys y Crowed House, y nombres actuales, como la banda de emo punk My Chemical Romance, han expresado su idolatría por la cantante. Hace un tiempo presentó su propia colección de ropa y joyas, y hasta apareció en la segunda entrega de la cinta Sex and the City interpretando la canción Single ladies, de Beyoncé.