Se acerca el verano y con él el interés por tener una figura delgada e idealmente fibrosa. Varios son los modelos a seguir, pero para cada uno las exigencias son distintas. Sin embargo, si adquirir una condición física adecuada conlleva una conducta compulsiva, se debe poner ojo.
La vigorexia es un trastorno dismórfico muscular o anorexia inversa. Si bien aún no está entre las clasificaciones de enfermedades mentales actuales, puede se catalogada como una adicción o una preocupación obsesiva por el aspecto físico.
"Es la necesidad de un desarrollo excesivo de la masa muscular y, al igual que la anorexia, existe una distorsión de la imagen corporal. Mientras más desarrollo de la masa muscular se tenga, el paciente se siente débil y pequeño", explica Maritza Bocic, psiquiatra y docente de la Escuela de Psicología de la Universidad Mayor.
Esta patología, que es más común en el sexo masculino y que afecta al 0.13% de la población, aparece por factores sociales como el excesivo culto al cuerpo. "Estas variables afectan a pacientes de baja autoestima y que tienen patrones psicológicos que los hacen vulnerables a trastornos obsesivos y de adicción", indica la psiquiatra.
CÓMO RECONOCERLA
La especialista de la Universidad Mayor entrega algunas señales que pueden ayudar a identificar esta adicción, que es crónica y de riesgo latente:
- Las víctimas se ven a sí mismos débiles, independiente del desarrollo de la musculatura.
- Practican excesiva actividad física, ocupando en ello una gran cantidad de horas al día.
- Tienen mucha preocupación por el cuerpo.
- Los alimentos híper protéicos son parte de su dieta común.
- Poseen conductas rituales como pesarse varias veces al día, mirarse al espejo y comparar su cuerpo con otros.
- Practican posturas rituales que muestran habitualmente sus músculos y que terminan manifestándolos como tics.
- Expresan fracaso personal y social.
CÓMO PREVENIR LA VIGOREXIA
- Ejercitarse siempre bajo la supervisión de un entrenador profesional.
- Practicarse un examen general físico que determine el estado de salud.
- Llevar un entrenamiento adecuado a tu deporte y nivel físico.
- Detenerse en cuanto exista un síntoma de fatiga, cansancio o dolor muscular.
Si bien es cierto que la vigorexia es un problema serio, tiene solución. Bocic indica que para controlar la vigorexia se debe intervenir en los factores psicológicos que permitieron el desarrollo de la enfermedad, en los factores que mantienen el problema y en estrategias preventivas que implican intervenciones a nivel familiar, social e individual.