Steve Jobs es un rompeesquemas. Desde el primer minuto de esta película, dirigida por Joshua Michael Stern, con el mediático Ashton Kutcher encarnando al creador de la gigante computacional Apple, el norte es dejar en claro este rasgo del protagonista. Ahí, siendo universitario , Jobs se rebela contra la normalidad y las convenciones de una vida asegurada y cómoda. Deja su carrera y se aventura por caminos propios, ante la sorpresa de un profesor que ve en él una promesa. Son los inicios de los años 70 y se le cruza el amor, un lisérgico viaje a la India y también comienza a germinar de a poco una ambición sin límites. Esta explota cuando comienza a  desarrollar juegos electrónicos en Atari, sepultando su pasado hippie. Luego vendrían Apple, los Mac y, finalmente, los iPod.

Todo eso abarca el filme sobre el empresario computacional fallecido en octubre del 2011.

Se trata de un perfil ambicioso sobre el genio de Jobs, su capacidad organizativa y su ideas siempre adelante de todos. Tal esfuerzo  exigía lo máximo de su equipo, estirando todas las capacidades, sin posibilidad de ser contradecido. De paso, la cinta también habla de su trauma al ser abandonado por sus padres biológicos, lo que influye en su incapacidad de reconocer el hijo que tiene con su novia. Al parecer, el muchacho es para él sólo un obstáculo a su carrera, llena de roces y halagos por igual.

Tras su estreno en el Festival de Sundance de este año, con críticas dispares tras pasar por las salas de Estados Unidos y con un Kutcher que estuvo tres meses preparando un exigente papel que  hasta le provocó una hospitalización, la cinta llega a las salas locales este jueves 5 de diciembre.

"Creo que su historia es una muy relevante en este momento. Alrededor hay recesión y hay grandes empresas que están haciendo mucho con menos, es el momento entonces de una nueva realidad, donde los cambios vienen del individuo. Sólo queda automotivarse y Steve Jobs es el ícono de esto", dijo Joshua Michael Stern en entrevista de producción del filme.

Esa aspiración la muestra el filme desde el momento en que descubre que su amigo Steve Wozniak (Josh Gad) estaba realizando un prototipo computacional casero. Es el futuro y él no se da cuenta, Jobs sí. Es entonces cuando arma una pequeña y precaria empresa en el garaje de su casa. Mientras, su madre lo observa todo. "Empezó sin nada, con unos padres de clase media baja, y creó con su amigo una empresa que es la más grande en el mundo. Esa es una historia con la que todos podemos identificarnos", agrega el cineasta, quien rodó estas escenas en la casa de infancia de Jobs, ubicada en Los Angeles, California. Esta se ha convertido hoy en un lugar de peregrinaje y hace dos semanas fue declarada monumento histórico.

LOS RIESGOS DE SER JOBS 

Como todo filme biográfico, y más cuando se trata de un personaje relevante como Jobs, la cinta no ha escapado de los "peros" de algunos implicados. El mismo Wozniak dijo tras la exhibición en Sundance que  presentaba "de una manera errónea tanto los hechos como la caracterización de los personajes".

En este sentido, los juicios no están acordes al esfuerzo que realiza Ashton Kutcher encarnando a Steve Jobs. Fueron tres meses en que se dedicó a ver imágenes de sus presentaciones, para imitar sus gestos y forma de caminar. Incluso, se sometió al mismo régimen alimenticio que su personaje, quien sólo ingería frutas y vegetales libres de almidón. En un momento el actor fue internado en un hospital por problemas en el páncreas. Irónicamente, Steve Jobs murió de una extraña forma de cáncer  de páncreas.

"Fue horrible. Terminé en el hospital porque mis niveles de azúcar en la sangre me pusieron en muy mal estado. Mi páncreas estaba fuera de control y tenía muchos dolores", cuenta Kutcher.

Pero es probable que también el carácter de Jobs le haya pesado en su estudio del rol. Impulsivo en sus decisiones y sin escrúpulos para enfrentarse a quienes interrumpían sus proyectos, Kutcher cuenta que esos rasgos se traspasaron a su manera de actuar. "A veces no sabía qué iba a salir de mí mismo. Me encontré con que mi propio ser se convirtió en un poco impredecible", agrega. Esta forma de ser tal vez era una reacción de Jobs a los constantes rechazos que tuvo en su vida. La de sus padres biológicos que lo abandonaron y lo dejaron al cuidado de otra familia. La  de sus amigos. La de su propia empresa, de donde fue despedido en 1982. Sus logros eran, según Kutcher, exclusivamente "para que la gente lo amara".

De acuerdo al director Joshua Michael Stern, el creador de Apple era, además, "un hombre frustrado,  porque quería crear algo que no había sido inventado todavía. Así que creo que para él era importante obsesionarse siempre". 

Estos puntos oscuros finalmente van construyendo y humanizando al personaje. Es  un genio moderno que el filme quiere instalar. Del desenlace que todos conocemos -su muerte- Stern no se hace cargo. Tampoco de su relación con su esposa, Laurene Powell.

"Para mí no se trataba de su muerte. Era una historia de su origen. Esto se trata de un hombre y de una empresa, y de cómo, en cierto punto, él termina fusionándose con ella" .