"No me trata como a una princesa", dice el personaje de Naomi Watts, Diana de Gales, para explicar su atracción por Hasnat Khan, un cirujano paquistaní interpretado por Naveen Andrews (Lost) en la película biográfica Diana. Y es justamente la relación que surge entre ambos la que está al centro de la cinta, que llega a cines locales el 9 de enero.
Diana abre la acción momentos antes de la muerte de la princesa, en un accidente a fines de agosto de 1997, para luego dar paso a un gran flashback dos años antes, cuando comenzaba su relación con Khan.
Así, la narración de sus intentos por concretar el romance -pero mantenerlo en secreto- se va mezclando con el retrato de los problemas derivados de su separación del príncipe Carlos, como el poco tiempo que la corona británica le permitía ver a sus hijos. Además, el filme muestra las apariciones públicas y viajes alrededor del mundo que hacía como activista contra las minas antipersonales y otros eventos de caridad.
Uno de los acontecimientos centrales del filme dirigido por el alemán Oliver Hirschbiegel (La caída), es la recreación de la recordada entrevista que Diana dio a BBC, donde hizo varias revelaciones personales y criticó a su ex marido. La escena fue una de las que Watts ha dicho más le costó rodar. Según comentó a la edición británica de Huffington Post, "quería ser bastante precisa con eso, no sólo con el qué dijo, sino el cómo lo dijo, dónde respiró, cuándo tocaba su rostro y movía su cabeza, porque sé lo mucho que la gente recuerda esa entrevista y quería ser lo más exacta posible". Miraba la entrevista tan seguido, que incluso la tenía guardada en su iPhone. No sólo eso: "Tenía cinco minutos de cómo caminaba, cinco minutos de cómo saludaba, cinco minutos de su risa, que veía una y otra vez", contó a la revista Hello! sobre su preparación para el rol. Y añadió: "Cuando interpretas a personajes de la vida real siempre hay un poco más de presión por la necesidad de contar la historia de la manera más verdadera y exacta posible".
Eso sí, Watts recalcó que se tomaron licencias creativas sobre hechos y diálogos que se muestran dentro del palacio donde vivía en solitario tras la separación. "No es un documental", apuntó la actriz.
Diana recibió tibias críticas. Así, por ejemplo, The New York Times apuntó: "Anclada en una interpretación empática de parte de Watts, la cinta humaniza a la mujer tras la sonrisa, el peinado de casco y el mito". Su recaudación, en tanto, ha sido débil, con US$ 7,5 millones hasta ahora.