Cuando el director argentino Juan José Campanella habló con La Tercera en julio pasado, dijo sobre su nueva película, Metegol: "Vamos a tocarle la cola a Pixar". Y el realizador, que en 2010 ganó el Oscar a la Mejor Película Extranjera por El secreto de sus ojos, no estaba hablando de más. Porque la cinta, inspirada en el clásico juego del taca-taca, no sólo ha logrado llevar a la gente a las salas de cine, sino que ha conseguido muy buenas críticas, tanto por su historia como por el nivel de su animación.
En Argentina, la película -que se estrena mañana en salas chilenas- tuvo el mejor debut histórico de una película local y, finalmente, superó los dos millones de espectadores. Pero no sólo ha conseguido buenos resultados de taquilla. The Hollywood Reporter comentó que las escenas donde se ve fútbol, y por extensión taca-taca, resultan "espectaculares" y la comparó con Cars. Variety, por su parte, habló del "alto nivel de entretención y la impresionante dirección de arte", mientras que The Telegraph consideró que muestra una historia "conmovedora y meditada".
La historia se centra en un chico tímido llamado Amadeo y su afición por el taca-taca (o metegol), que lo lleva a derrotar a Grosso, el matón del pequeño pueblo donde vive. El problema es que, años más tarde, Grosso vuelve convertido en una estrella de fútbol que compra el pueblo y decide construir ahí el estadio más grande del mundo. No sólo eso, sino que quiere derrotar a Amadeo en el juego y conquistar a la secreta enamorada de ambos, Laura. Es durante esta lucha al estilo de David y Goliat que los jugadores del taca-taca cobran vida, cada uno con looks y personalidades bien definidos. Ellos intentan ayudar a Amadeo y a Laura para salvar el pueblo.
A LO TOY STORY
La cinta tiene un aire hollywoodense en el aspecto técnico -desde la primera escena dedicada al fútbol, llama la atención el bien utilizado 3D- y guiños a clásicos cinematográficos (parte con una referencia a Kubrick). Pero no olvida que es una coproducción argentina y española. Por tanto, captura hasta los detalles más pequeños de la atmósfera de pueblo y muestra a personajes entrañables, como El Beto -un jugador argentino con aires de divo, que habla de sí en tercera persona- e, incluso, se ríe del aspecto corporativo que se ha tomado el fútbol, con frases como "Yo no camino 10 metros sin patrocinador".
La producción es el fruto de cinco años de trabajo para Campanella -sólo el desarrollo de personajes duró tres años- e implicó el esfuerzo conjunto de "30 animadores, además de un coordinador de producción y un asistente en el estudio de Buenos Aires", dice desde España el jefe de producción, Javier Hernáez. Quien además detalla que se trató del estudio del director de animación Sergio Pablos (Mi villano favorito, Tarzán), quien colaboró animando parte del metraje.
Para Hernáez, hay un momento que lo llena de orgullo: "La escena del basural era la que más miedo me daba como jefe de producción cuando leí el guión. Los recursos técnicos que íbamos a necesitar para mantener el máximo nivel de calidad, dando a Juan lo que nos pedía, eran apabullantes. Es por eso que, tomando como referencia la escena del basural de Toy story 3, pudimos focalizar nuestros esfuerzos en los elementos más importantes y economizar en aquellos en los que el ojo no se detiene", dice, agregando que "de esa manera, y con un esfuerzo inmenso por parte del equipo técnico, logramos un resultado que, en mi opinión, nada tiene que envidiar a la escena de Toy story 3 que tomamos como referencia".