Cuando Joseph Beuys (1921-1986) hizo el servicio militar como piloto de combate, estrelló su avión en Siberia tras caer bajo fuego enemigo. El artista alemán solía contar cómo unos tártaros le salvaron la vida al untar con grasa animal sus quemaduras y cubrirle la piel con fieltros para sanar las heridas y mantenerle caliente. Estos materiales desempeñarían un rol fundamental en su obra futura que, mayoritariamente, habla sobre temas como la muerte y el flujo energético. Pero todo era ficción. Beuys construyó esa leyenda en torno a estos conceptos para reconciliarse con su pasado militar en la Luftwaffe alemana durante la Segunda Guerra Mundial. Sólo hebras de verdad habían en esta historia.

En las piezas que se exhibirán en Chile desde el 3 de marzo, también se aprecia su intento por integrar arte y vida. En el Museo de Artes Visuales  (Mavi) se expondrán acuarelas y litografías sobre animales y mitos clásicos. La relación de Beuys con los animales se remonta a sus años de juventud y su interés científico por la zoología lo asoció pronto a una curiosidad por las historias fantásticas y ancestrales, y por la energía que expresan los animales. El cisne, la liebre o el ciervo eran los animales favoritos de Beuys: pertenecían al mundo mitológico y eran, para él, símbolos de energía espiritual e intensa vitalidad psíquica.

Beuys exploró las relaciones entre hombre y animal para discernir la frontera entre lo salvaje y lo domesticado. En I like America, America likes me (1974), viajó a EEUU para exhibirse durante una semana, encerrado en una jaula, con un coyote que finalmente se dejó alimentar de la mano del alemán dentro de un proceso de domesticación.

La muestra Beuys and beyond, que itinerará por los principales museos en América Latina, explora además el tema de maestro y discípulo, poniendo a Beuys y varios de sus alumnos más notables de la Academia de Arte de Düsseldorf como modelo. Basada en la frase del artista "ser un profesor es mi mayor obra de arte", la colección perteneciente al Deutsche Bank intenta consagrar la filosofía de Beuys de no crear estudiantes que copiaran una "escuela estilística", sino de ayudar a cada uno a encontrar sus propios caminos individuales. Así, la muestra procura celebrar el individualismo artístico y la diversidad de ideas del arte contemporáneo. Los trabajos de Beuys ejercieron influencia en artistas chilenos, como los miembros del Colectivo de Acciones de Arte (C.A.D.A.), particularmente en Diamela Eltit y Lotty Rosenfeld.

Bajo una curatoría de Andrea Brauweiler y Ana Maria Yaconi, otra parte de la exposición local comprenderá trabajos sobre papel de artistas chilenos, siguiendo el modelo profesor-estudiante. En el caso de Chile, el maestro escogido es Eduardo Vilches y sus discípulos seleccionados, Arturo Duclos, Mónica Bengoa, Iván Navarro y Rodrigo Galecio.