La historia de Philomena Lee, como suele decirse, supera a la ficción. La mujer, actualmente de 70 años de edad, buscó durante medio siglo a su hijo perdido. En ese largo recorrido conoció a Martin Sixsmith, un ex presentador de televisión en la BBC y antiguo director de comunicaciones de Tony Blair, quien escuchó su historia y decidió ayudarla en ese doloroso proceso.

El drama de Philomena comenzó cuando apenas era una adolescente. La joven  fue abandonada por su familia cuando se enteraron de su embarazo, a los 18 años. Tras la noticia la enviaron a un convento, donde junto con otras muchachas en similar situación tuvo una dura experiencia. En ese lugar trabajaba como lavandera y sólo le era permitido ver a su hijo Anthony durante una hora al día. Cuando el niño cumplió los tres años fue adoptado por una familia en EE.UU. La mujer no lo volvió a ver.

Steve Coogan, conocido comediante británico (24 Hour Party People), leyó el libro El niño perdido de Philomena Lee -en donde Martin Sixsmith narra la historia- e inmediatamente decidió comprar los derechos de la obra para adaptarla al cine.

"Yo ya quería encontrar un proyecto en el cual creer y con el cual poder hacer algo entre las demás cosas que normalmente hago, que son en su mayoría comedias", dice el actor en notas de producción. Además de protagonizar la película, Coogan se encargó de escribir el guión junto con Jeff Pope.

Dirigida por el multifacético director inglés Stephen Frears (Relaciones peligrosas, Alta fidelidad) y con cuatro nominaciones al Premio Oscar  -en las categorías de Mejor Película, Actriz,  Guión Adaptado y Música-, la cinta pone el acento  en la relación que se establece entre Philomena y Martin (Judi Dench y Steve Coogan). Son dos seres absolutamente disímiles. Entre ambos se contraponen el sentido de la intuición y el del intelecto. Juntos van en busca del hijo perdido de Philomena Lee.

"Martin era un periodista, un intelectual perteneciente a la clase media y educado en Oxford que conoció a esta enfermera irlandesa jubilada y de extracción obrera. Su relación me pareció muy interesante", afirma el actor, quien también debió enfrentarse con su contraparte:  su faceta más cercana al género dramático. "Después de un tiempo te vuelves monotemático. Me encanta la comedia, pero ya la hice. Te dan ganas de probar algo nuevo. Me gusta reír y hace reír a la gente, pero nunca he sido definido por el humor. Odiaría eso. No quiero conformarme. Quiero hacer cosas que sean creativas y que sean un desafío. Así que haces cosas que se encuentren fuera de tu zona de confort en las que te arriesgas a fallar".

Philomena, película que se estrena mañana en nuestro país, no es una adaptación literal del libro escrito por Martin Sixsmith, sino que se trata de la trastienda tras la producción de la obra.

La misma Philomena Lee visitó en ciertas ocasiones el set de grabación mientras se rodaba la cinta, deslumbrando a todo el equipo. Frears se refirió a ella como una persona magnífica, agregando que "no tiene sentido de la tragedia en su vida. Ella no tiene autocompasión. Ella no carga ninguna cicatriz."

Medios como Variety han dicho que la película "juega astutamente con su material para obtener las risas e indignación justas, y también las lágrimas.". En tanto, USA Today la catalogó como "conmovedora, aguda y ligeramente divertida".

Philomena viene a engrosar la lista de películas basadas en hechos reales que en el último tiempo se han convertido en favoritas de público y crítica.