Nader vive en un barrio de clase media alta en Teherán. Necesita que alguien se haga cargo de su padre enfermo de alzheimer. Para ello contrata a Razié, una mujer joven y devota, proveniente de un sector pobre. Días después de asumir su tarea, Razié abandona durante unas horas el cuidado del anciano, desatando el enojo de su empleador, quien la acusa de ladrona y la expulsa del departamento. Al marcharse, Razié se desploma en las escaleras. Horas más tarde, Nader se entera de que la mujer está hospitalizada, pues sufrió un aborto involuntario. Lo que viene es la posterior investigación sobre la potencial responsabilidad de Nader en la pérdida, por la que arriesgaría una pena de hasta tres años de cárcel.
El incidente sirve para develar el conflicto central del filme Una separación, drama iraní galardonado el 2012 con el Oscar a la Mejor Película Extranjera. Retrato de un matrimonio en crisis, la cinta dirigida por el iraní Asghar Farhadi gira en torno a una pareja con posturas irreconciliables: ella anhela dejar el país, pues quiere que su hija Hermé crezca en mejores condiciones; él, escéptico, se rehúsa a dejar solo a su desgastado padre. Cuando Nader decide quedarse en Irán, su esposa se marcha e inicia los trámites para divorciarse. De allí en adelante, el panorama no hará más que seguir polarizándose.
Ganadora del Oso de Oro al mejor filme en la Berlinale 2011, la cinta se llevó al año siguiente el Globo de Oro y el Oscar, convirtiéndose así en la primera producción iraní en obtenerlos. Más de un año después, la película se estrena en Chile este jueves.
Inspirada en parte en experiencias personales del propio realizador, Una separación utiliza la excusa del divorcio para ahondar en otros tópicos, como las divisiones de clase presentes en Irán, el conservadurismo religioso imperante y un objetado sistema judicial. "Probablemente sea más fácil para el público iraní comprender la película en su totalidad. Pero el corazón de la trama es el matrimonio, como una forma de relación entre dos personas que existe sin importar la época o la sociedad", explicó el cineasta.
Una voz libre en Irán
En el filme, Hermé es testigo de las divergentes posiciones de sus padres. La adolescente se mantiene al margen del conflicto, pues sabe que en su decisión radica el fin del problema: si opta por irse a vivir con su madre, la separación es un hecho. Un dilema que no hace más que sumar ribetes cuando ésta comienza a sospechar del testimonio entregado por su padre a la justicia acerca del incidente con Razié. "Esta es una historia de detectives sin detective, donde la audiencia está a cargo de resolver un misterio. La película promueve hacerse preguntas en lugar de imponer ideas y respuestas. Los tiempos en que los directores eran superiores a su público quedaron en el pasado", añadió Farhadi.
Una cuota de libertad que el director valora por experiencia propia. En septiembre de 2010, el Ministerio de Cultura iraní le prohibió realizar Una separación debido al apoyo que dio a cineastas perseguidos, entre ellos Jafar Panahi. Finalmente, estrenó en Irán en febrero del 2011. Y desde entonces el filme, elogiado por The New York Times y otros medios, encumbró a Farhadi, que acaba de estrenar su última cinta, Le passé, en Cannes.