Para Universidad Católica ayer fue un día de contrastes. Por un lado, muchos recordaban el natalicio de Raimundo Tupper, quien habría cumplido 46 años. Por otro, la institución presentaba formalmente a su segundo refuerzo, el defensa uruguayo Walter Ibáñez. Pero donde había más atención -y tensión- era en el desarrollo de las negociaciones que el volante argentino Darío Bottinelli encabeza para hacerse del 10% de su pase, posesión del grupo brasileño Traffic, para quedar con la carta en su poder, y poder avanzar en su eventual continuidad en la tienda cruzada.
Las tratativas del volante transandino están bien encaminadas. Desde el rincón del jugador asumen que es cosa de horas para cerrar el acuerdo con los brasileños y, a partir de eso, aclarar su futuro. De momento, las intenciones tanto de Bottinelli como de la UC es extender el vínculo. Pero todo dependerá del éxito de las gestiones en Brasil.
La permanencia del volante en San Carlos de Apoquindo podría redundar en el cierre del plantel que adiestra Mario Salas. Con un volante creativo, que de preferencia sería Bottinelli, el DT siente que tiene dos jugadores de buen nivel para pelear cada puesto del esquema 4-2-3-1, descartando así la eventual llegada de un carrilero por derecha, puesto en el cual sonaba el argentino Gonzalo Ríos. Así, el actual jugador de Boca Unidos del ascenso transandino estaría cada vez más lejos de ponerse la franja azul en el pecho.
Todos estos planes dependen, en todo caso, de que el Pollo logre su libertad en Brasil. Por mientras, Católica se sigue reforzando y, con el arribo de Ibáñez y el buen debut, el optimismo crece.