Llegan novelas del doctor Banville y Mister Black

El irlandés John Banville inventó un alter ego para escribir libros policiales.




"Cuando estoy cansado, Banville se inclina sobre el hombro de Black e intenta rehacer una frase", dice el autor irlandés John Banvi- lle (68) sobre su doble identidad: escribe novelas "literarias" con su nombre y libros policiales como Benjamin Black, un narrador que se muestra mucho más jovial que su creador.

Ahora, ambos se juntan en librerías. Las novelas Antigua luz y el policial Venganza fueron editadas el año pasado en el Reino Unido. Por estos días, los dos títulos llegan en español por el sello Alfaguara.

"Billy Gray era mi mejor amigo y me enamoré de su madre", dice Alexander Clave al partir Antigua luz. El actor sesentón, casado y con una vida sin grandes alteraciones, recuerda a Celia Gray como si fuera ayer. El tenía 15 años y ella 35 cuando se conocieron en Dublín, frente a su amigo Billy.

Alexander Clave extraña esa emoción: "Me gustaría volver a enamorarme, me gustaría volver a enamorarme, sólo una vez más", repite medio siglo después de haberse acostado con la madre de su mejor amigo.

"Cuando te enamoras inventas una diosa pese a que sabes que es de carne y hueso", dijo Banville el año pasado al diario español El País, sobre Antigua luz. El escritor descartó que el libro fuese autobiográfico.

En la novela, Alexander Clave recibirá una llamada inesperada: una propuesta para filmar su primera película. Un viaje donde conocerá a una joven y hermosa actriz demasiado parecida a Celia, pero también a Cassandra, su hija muerta.

El periódico británico The Sunday Telegraph describió Antigua luz como "un mundo donde el pasado es más vivo que el presente, y de alguna manera los muertos están más vivos que los propios vivos".

Quirke y Marlowe
Con la novela El mar, John Banville se adjudicó el prestigioso premio Booker 2005 y el Irish Book 2006. Ese mismo año debutó con su seudónimo Benjamin Black, firmando el ejemplar El secreto de Christine.

"Black hace el trabajo que paga el departamento, mientras que Banville trabaja en la oscuridad, de noche", dijo el narrador la semana pasada al diario ABC de España. Banville ha firmado 16 novelas, mientras que Black completa seis historias con Venganza, donde los casos están a cargo del doctor Quirke y su amigo, el inspector Hackett. Ya el segundo semestre saldrá otro policial. Se trata de la inédita Holy orders.

Los halagos se multiplicaron en 2006 ante la aparición de Benjamin Black. Uno de los que apostó por la nueva voz del irlandés fue Martin Amis: "Banville/Black es un maestro y su prosa es un deleite".

"Nací en 1945, en Wexford, una pequeña ciudad del sudeste de Irlanda, y las visitas a Dublín eran escasas y emocionantes", ha dicho Banville explicando su fijación: Dublín en los años 50, donde se sitúa la mayoría de sus novelas.

Venganza no es la excepción. Las familias Delahaye y Clancy se conocen demasiado. "Samuel Delahaye y Philip Clancy se habían asociado a finales del siglo diecinueve para transportar carbón en barcos desde Gales". El negocio ha crecido medio siglo después: sus millonarias empresas están ligadas a la industria naviera y automotriz.

"Se sobrentendía que un Clancy no podía decir no a un Delahaye", anota Black. Por eso Davy Clancy, a pesar de su miedo al mar, no pudo negarse a zarpar ante la invitación de su socio, Victor Delahaye, una bella mañana de verano.

La muerte en alta mar de uno de los cabecillas del clan hará entrar a escena al jefe de patología de la morgue de Dublín: el doctor Quirke.

El caso, que develará envidias y romances entre algunos integrantes de los Delahaye y Clancy, no será fácil. El supuesto asesinato es un suicidio.

Para los próximos meses, John Banville suma más carga de trabajo. Más páginas por escribir. Los herederos de Raymond Chandler (1888-1959) le encargaron revivir al clásico detective Philip Marlowe. Un desafío que asumirá Benjamin Black cuando se encierre en su departamento de Dublín a elaborar una historia nueva, ambientada lejos de Irlanda. "A Black le bastan tres meses para escribir una novela", lo defiende Banville.

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