Una de las lluvias más intensas desde el terremoto del 12 de enero inundó los campamentos de desamparados, provocando remolinos, desborde de letrinas y pánico generalizado.
Las precipitaciones de la noche provocaron un torrente en las laderas de un campo de golf que ahora sirve de hogar temporal para 45 mil personas.
No hubo informes de víctimas en el campamento, un laberinto de carpas de lona azul, naranja y plateada detrás del club de campo que ahora sirve de base de avanzada para la 82da división aerotransportada del ejército estadounidense.
Pero el diluvio sembró el terror entre familias que hace apenas dos meses sobrevivieron al derrumbe de sus viviendas en el terremoto de magnitud 7 y que ahora luchan por salir adelante en campamentos de carpas que las autoridades insisten deben ser reubicados.
"Yo estaba de un lado (de la lona), los niños del otro lado y yo trataba de sacar el agua", dijo entre lágrimas Jackquine Exama, madre de siete niños.
Los socorristas dijeron que la gente chillaba de pavor al ser arrastrada por los remolinos. El agua arrastró las carpas en las que un grupo israelí había instalado una escuela.
Cuando hoy amaneció y salió el sol, la gente empezó cavar zanjas de drenaje con palos o directamente con las manos en torno de sus carpas.
El agua y el barro también inundaron una ciudad de carpas en las afueras de Cité Soleil, a varios kilómetros de distancia. Los pobladores chapoteaban en el agua mientras recogían sus pertenencias.
Las autoridades saben que deben desplazar a buena parte de los 1,3 millones de personas desamparadas antes del comienzo real de la temporada de lluvias en abril.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo el domingo que las personas en el campo de golf corrían el mayor peligro.
Pero después de dos meses de búsqueda y de regatear con los terratenientes, el gobierno aún no ha habilitado uno sólo de los cinco lugares prometidos en las afueras al noreste de la capital, más aptas para resistir la lluvia y los temblores.