El Departamento de Defensa de EE.UU. dijo que los prisioneros que llegaron a Uruguay desde Guatánamo, son cuatro sirios, un tunecino y un palestino.
Todos fueron detenidos por presuntos vínculos con grupos insurgentes y permanecieron retenidos en Guantánamo desde 2002, pero nunca fueron acusados.
Entre los prisioneros llegados a Uruguay se encuentra Jihad Ahmed Mujstafa Diyab, un sirio que permaneció detenido durante 12 años sin juicio.
Su caso es especialmente conocido por haber protagonizado una larga huelga de hambre en protesta por su detención.
Jihad Ahmed Mujstafa Diyab también demandó a las autoridades estadounidenses por alimentar en contra de su voluntad a los prisioneros en huelga de hambre, forzándoles a recibir nutrientes a través de tubos en la nariz.
¿Cuánto tiempo estarán en Uruguay?
Es difícil saberlo. Aunque en un principio se especuló con la posibilidad de que los prisioneros permanecieran al menos dos años en Uruguay tras su liberación, esta semana el presidente del país, José Mujica, aclaró que "se pueden ir al otro día si quieren".
Los seis hombres llegan a Uruguay en calidad de refugiados -hay temores de que si vuelven a sus países puedan ser juzgados sin garantías o sufrir abusos- y podrán reunirse con sus familias.
¿Son peligrosos?
Según las agencias de inteligencia de Estados Unidos, se trata de seis hombres de baja peligrosidad y por tanto, calificados como "liberables".
Esto significa que no consideran que existe un riesgo alto de que puedan formar parte de grupos extremistas o calificados como terroristas tras su liberación.
El propio Mujica apeló al historial de refugio de su país para acallar los temores que pudieran surgir:
"Este pequeño Uruguay supo dar refugio a los anarquistas perseguidos y expulsados por otros países, cuando decían que eran terribles terroristas, y acá les daban cobijo y trabajo, y vaya qué fruto le dieron al Uruguay", recordó.
¿Cómo fueron recibidos en Uruguay?
Según el diario uruguayo El Observador, los seis liberados fueron recibidos al bajar del avión por autoridades de la embajada de Estados Unidos, de la Cancillería uruguaya y del Ministerio de Salud Pública.
Tan pronto como se conoció la noticia del acuerdo entre José Mujica y su par Barack Obama comenzaron las críticas de la oposición y de buena parte de la población uruguaya, según explicó el corresponsal de BBC Mundo en el Cono Sur, Ignacio de los Reyes.
"Este es un problema de Estados Unidos de personas que tiene detenidas sin causa abierta hace 12 años y de alguna manera los quieren sacar y aparentemente nos van a tener de carceleros por dos años. Me parece lamentable", dijo el senador del Partido Colorado, José Amorín Batlle.
"No somos una sucursal de Guantánamo", replicó Luis Alberto Heber, senador del también opositor Partido Nacional.
Según una encuesta de la consultora Cifra, el 58% de los uruguayos está en contra de recibir a los prisioneros y el 40% de los consultados cree que es una decisión que debía haber tomado el Parlamento, no el presidente.
¿Por qué los recibe Uruguay?
El presidente uruguayo sostiene que la razón, "ineludible", es humanitaria.
"Recogiendo de nuestro mejor pasado esa vocación, hemos ofrecido nuestra hospitalidad para seres humanos que sufrían un atroz secuestro en Guantánamo", dijo Mujica en una carta abierta a Barack Obama y al pueblo uruguayo publicada este viernes.
A cambio, Mujica pide "el levantamiento del injusto e injustificable embargo a nuestra hermana República de Cuba" por parte de Estados Unidos.
También demanda la liberación de tres cubanos presos en EE.UU. hace 16 años, y de Oscar López Rivera, "luchador independentista portorriqueño de setenta años, preso político en EE.UU. desde hace más de treinta".
En varias ocasiones Mujica aseguró que con este gesto también "pasa boleta", es decir reclamará algo a cambio, aunque rechazó que fuera a tratarse de acuerdos o compensaciones económicas, sino humanitarias.
¿Es el primer caso en Latinoamérica?
No. Se trata del primer caso en Sudamérica, además de la liberación del mayor grupo de prisioneros de Guantánamo desde 2009.
Pero hay un precedente en Latinoamérica. En 2012 fueron trasladados desde Guantánamo hasta El Salvador dos ciudadanos musulmanes chinos de la etnia uigur, que recibieron refugio en el país centroamericano.
Según reportes de prensa, los dos abandonaron El Salvador después de haber vivido allí por menos de dos años y se desconoce su actual paradero.
La Organización de Estados Americanos pidió a otros países de la región que reciban a prisioneros igual que lo hizo Uruguay, con el fin de acelerar el cierre del centro de detención de Guantánamo.
"Más de la mitad de los prisioneros que aún quedan en Guantánamo están en condiciones de ser liberados, pero no lo han sido por falta de un país que los acoja", aseguró el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza.
Unos 50 países han aceptado recibirlos, según el Departamento de Defensa de EE.UU., pero ninguno -aparte de Uruguay- en América Latina, al menos de manera oficial.