Como una medida "efectista" y que "no resuelve los problemas de orden público" calificaron algunos locatarios la nueva ordenanza de la Municipalidad de Santiago que, desde el fin de semana, comenzó a restringir la venta y consumo de alcohol en tres barrios tradicionales de Santiago: Brasil, República y Aillavilú.

La ordenanza restringe en promedio dos horas el cierre de locales como bares, pubs y discotecas, además de botillerías. Para la mayoría de los dueños, esto significará pérdidas de hasta un 20% en las ventas. "No existe ningún resultado cierto de que esto resolverá el problema del barrio", dice Marcelo Beltrán, locatario secretario del comité del barrio Concha y Toro, ubicado en barrio Brasil. Asegura que son los principales interesados en que los problemas se resuelvan. Para ello, llevaban tiempo en una mesa con el municipio de Santiago, lo que ahora quedó en punto muerto.

La Municipalidad de Santiago argumenta la decisión en la gran cantidad de denuncias de vecinos, por desórdenes, ruidos y delitos. "Hay locales que venden alcohol a las 10 de la mañana. Nadie, razonablemente, puede estar vendiendo a esa hora", explicó el director jurídico del municipio, Mauricio Cisternas. Por ello, explicó, las restricciones son sectorizadas de acuerdo con la problemática de cada barrio.

A LA LUZ DEL DIA
Para el barrio universitario de República, según Cifuentes, era necesario normar el horario diurno, donde se presentaban más problemas de orden público, ya que existen más de 5o locales que expendían alcohol.
 
A partir de ahora abrirán desde el mediodía (antes era a las 11 de la mañana) y tendrán que cerrar por tres horas, desde las 16 hasta las 19 horas.  "Esto es lo más complicado, ya que el cerrar durante la tarde nos va a afectar completamente", dice Walter Salas, representante legal de Antrobar, uno de los locales ubicados en República.

En el barrio Brasil, la restricción impone límites en el horario de cierre, que en pubs y restaurantes nocturnos será a las tres de la mañana los viernes y sábados, mientras que las botillerías podrán funcionar hasta las 22 horas los días de semana y hasta la medianoche los fines de semana.

En el barrio Aillavilú, la tradicional Piojera deberá someterse a una restricción horaria que le impone abrir a las 12 horas (antes abrían a las 10).
Pero lo que lamentan es que tendrán prohibido el acceso de menores de edad. "Acá venían muchas familias, sobre todo los fines de semana, a almorzar y a mostrarles a los niños lo que es la Piojera", dice su administrador, Flavio Parra, que prevé en 20% las pérdidas.

La presidenta de la Junta de Vecinos Nº 6 del barrio Brasil, Patricia Pardo, se mostró a favor de la nueva ordenanza. "Es lo mínimo que había que hacer, hay que empezar por algo. Pero creo que hay que cambiar la mentalidad del cliente, porque con una ordenanza no es suficiente", explicó la dirigenta.