Lol Tolhurst, amigo de infancia de Robert Smith -se conocieron en 1964, en el primer día de colegio- y miembro de The Cure hasta 1989, editó recientemente el libro de memorias Cured: The tale of two imaginary boys. En él, el ex baterista y tecladista narra los comienzos de su amistad con el icónico vocalista, los salvajes estados de ánimo tras cada una de las placas en las que participó y el recorrido por su propia historia de desintegración y fe. Tras su salida de la icónica banda, una demanda a Smith que no fructiferó y su posterior reconciliación, Tolhurst además ha pasado por dos bandas, la última llamada Levinhurst. Y, el año pasado, lanzó el libro sobre los inicios de The Cure en Gran Bretaña.
En 2011, usted volvió a tocar junto a The Cure, interpretando los primeros tres discos de la banda. ¿Cómo se sintió en aquella ocasión?
Fue una experiencia trascendental para mí. Fue también algo muy maravilloso poder tocar juntos nuevamente después de todos estos años. Sin embargo, me llevó un tiempo tomar consciencia de ello. Así que no fue hasta 2013 cuando pensé en serio acerca del libro. Había ido a ver a Robert y a los demás cuando tocaron en Hawái y desde ahí comenzó todo.
Usted cuenta con lujo de detalles su amistad con Robert Smith. ¿Cuál cree que es el secreto del éxito de The Cure como banda de culto?
Tomó casi diez años para tener reconocimiento mundial. La historia de The Cure realmente tiene cuarenta años, y eso es la mitad de una vida. Yo traté de retratar a The Cure primero como personas, mostrando la conexión humana, lo cual para mí es siempre con lo que más se identifica la gente. Creo que los fans instintivamente entendieron eso acerca de nosotros.
El año pasado se conmemoraron los 40 años del punk, ¿qué es lo más recuerda de aquella época?
Viniendo de un satélite suburbano en Londres, el punk fue muy emocionante siendo adolescente, especialmente para mí y Robert. Tenía una energía que amábamos, y en el Reino Unido, hablaba a la situación política y social con la que yo me identificaba. Fue la chispa que encendió el fuego de The Cure.
En tiempos del Brexit y Donald Trump, ¿cree usted que la música tiene poder aún para cambiar corazones y mentes?
Creo que todo el arte, incluyendo la música, tiene el poder de alivianar los peores impulsos de la humanidad. Cuando yo era joven, The Clash tuvo un rol importante en mi vida, ellos abrieron mi proceso mental y me llevaron a pensar más allá, y más profundo. Siempre digo que Joe Strummer me dio permiso para convertirme en un artista, escritor y músico. De esa forma, creo que es muy poderoso. Por eso mismo, es la primera cosa que es reprimida en tiempos así.
Pornography fue un álbum descrito por Phil Hill como "Phil Spector en el infierno". ¿Podría contarnos por qué es su disco favorito con la banda?
Pornography fue realmente el pináculo del sonido de la formación trío de The Cure, para mí. Creo que es muy sucinto. Como músico o artista, siempre estás buscando destilar tu sonido o arte, en la forma más potente. Con ese disco creo que tuvimos éxito en eso de alguna forma, y creo también que ha podido trascender su tiempo y espacio, y no está atado a la moda o a la historia.
El nombre del libro es un juego de palabras acerca de su superación del alcoholismo. ¿Fue difícil darse cuenta de que éste problema le apartaría de sus amigos y de la banda que amaba?
El alcoholismo es una enfermedad muy ingeniosa, mientras la sufres, ella intenta convencerte de que no la padeces. Debes encontrar herramientas para ayudarte a ver cuál es el problema, mientras gritas fuera de control al mismo tiempo (risas). Yo necesitaba salir de la banda para poder bajar las revoluciones un poco y realmente darme cuenta qué estaba mal conmigo. Por eso, digo que Robert me salvó la vida al pedirme que me fuera de The Cure. De otra forma, seguramente hoy no estaría aquí.
Hay muchos clichés aún acerca del estilo de vida del rock and roll. ¿Qué piensa usted acerca de esto ahora, y sobre cómo puede salirse fuera de control?
Siempre queremos que los artistas vayan más allá y nos cuenten como se ve el borde del abismo. ¡El truco es no caerse en ese abismo! Desafortunadamente, no es algo siempre posible. Ayer, conocí a alguien que trabaja con un músico que es la corporización misma del cliché del rock and roll, y es triste escuchar como su cuerpo está destruido por tanta locura. Yo estoy feliz de seguir vivo y saludable.
Las memorias de Duff McKagan, It's so easy and other lies, tuvieron tal influencia en usted, que terminaron siendo amigos por correspondencia. ¿Qué es lo que más le impresionó de las palabras de Duff, y cómo resonaron con su propia historia?
Fue su honestidad. Describía haber estado en una banda y haber vivido su vida de una forma en que podía identificarme y sentirme confirmado. También me dí cuenta de que todos nosotros tenemos un gemelo en el mundo. ¡Creo que si Simon (Gallup) hubiese nacido en Norteamérica, hubiese sido Duff, y al revés! Tal vez por eso nos llevamos tan bien.