Longueira y el gobierno

Señor director:
En declaraciones a La Tercera del viernes pasado, el senador Andrés Chadwick pondera el espíritu y ánimo de Pablo Longueira para colaborar con el actual gobierno, voluntad que ratifica en su propósito de ejercer un cargo ministerial. Pero en esta breve semblanza de su amigo y colega, Chadwick intercala una frase que sacada de contexto genera confusión: "Es completamente incoherente que alguien que quiere ser ministro asuma, al mismo tiempo, un rol de fuerza frente al gobierno".
Para dar gobernabilidad, cualquier proyecto societario -y el ideario político es uno de ellos- requiere acoplamiento, pero no es bueno restringir la exteriorización de matices que procuran enriquecerlos.
Además, guste o no, la libertad individual es un valor intrínseco de la derecha, parte de su ADN, elemento sustantivo que la distingue de otros conglomerados con más corderos que militantes. Una de sus manifestaciones es el derecho de opinión, facultad que debe ser ejercida con prudencia y sensatez, pero sin restricciones, sea para promover ideas, disentir, apoyar o rectificar.
No se trata, pues, de que Pablo Longueira asuma "un rol de fuerza frente al gobierno", sino de cumplir con mucha fuerza el rol político y ejecutivo que corresponde a su talento y liderazgo.
Alfonso Ríos Larraín
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