1980, Cambridge, Inglaterra. Ese fue el punto de partida. Dos científicos, uno argentino y otro alemán, lograron por primera vez en la historia replicar en el laboratorio un proceso que se da naturalmente en cualquier organismo, cuando intenta defenderse del ataque de virus o bacterias: la generación de anticuerpos. Casi a la par, un científico danés describía esta técnica en detalle, aunque sólo en teoría. Cuatro años más tarde, la Academia Sueca les otorgaba el Nobel de Medicina a los tres y el mundo ingresaba a la era de lo que la ciencia ha denominado "moléculas biológicas", proteínas creadas que actúan sobre el sistema inmunológico para que sea el propio organismo el que orqueste su respuesta.

Hoy, se levantan como la gran promesa en muchas de las enfermedades más complicadas. Tanto, que cinco de los 10 fármacos que amenazan con revolucionar la medicina dentro de los próximos tres años pertenecen a esta categoría, que para el año 2012 representará un mercado de 33 mil millones de dólares.

Un verdadero salvavidas para las arcas de las farmacéuticas. Muy pronto, la mayoría de sus fármacos estrellas perderán la protección que les otorgan sus patentes y surgirán los medicamentos genéricos (o copias), esos que se fabrican utilizando los mismos compuestos básicos, pero que -por no gastar en masivos ensayos clínicos- se venden a un precio mucho menor. Y por supuesto, una de las ventajas de las moléculas biológicas es que no se pueden copiar, ya que se producen en cultivos específicos de células, similares a toneles de vino que fermentan y de los cuales se obtiene el destilado, es decir, la proteína determinada para cada enfermedad.

Algunos tipos de cánceres, esclerosis múltiple, osteoporosis, obesidad y diabetes son algunas de las patologías que podrían tener respuesta con las moléculas biológicas.

DEL CÁNCER A LA OBESIDAD
El 33% de las mujeres y un 20% de los hombres mayores en Chile sufren de osteoporosis, una patología que se caracteriza por la pérdida progresiva de masa ósea debido a que unas células -los osteoclastos- se encargan de destruirla. Después de los 50 años, la persona puede llegar a perder un 25 a 30% de hueso que, en algunos casos, causa fracturas de cadera o desmoronamiento de vértebras.

Hasta el momento, la mayoría de los tratamientos apuntan a reducir la actividad destructora del hueso. Pero a fines de este año, saldrá al mercado Denosumab, un anticuerpo monoclonal que se combina de manera específica con otra proteína. Este fármaco se inyecta dos veces al año y activa un receptor que alerta al hueso para no seguir destruyéndose.

No es todo. Uno de los aspectos que más ha sorprendido de este medicamento en las pruebas de laboratorio es su efecto también sobre ciertos tipos de cánceres. Aunque los resultados de los ensayos clínicos recién estarán disponibles en los próximos meses, ya se ha visto que el fármaco es capaz de impedir que las células malignas originadas en tumores de mamas y próstata invadan los huesos. La metástasis ósea reduce la sobrevivencia de estos pacientes a menos de seis meses.

Belatacept es otra proteína biológica, producida por el laboratorio Bristol-Myers Squibb (BMS) y está dirigida a evitar el rechazo de los órganos trasplantados. Cuando un organismo recibe un riñón o un corazón de otra persona, por ejemplo, sus linfocitos T (células del sistema inmune) lo identifican como un invasor y lo atacan. El nuevo fármaco, que debería ser aprobado por la FDA a fines de este año, evita que estos linfocitos se activen. Esto reduce el rechazo pero, sobre todo, lo exime de efectos adversos, comparado con la droga estándar actual: la ciclosporina.

El mismo laboratorio adquirió hace poco la pequeña compañía de biotecnología ImClone Systems y su producto estrella. Se trata de un anticuerpo monoclonal que bloquea el crecimiento de vasos sanguíneos, dejando sin oxígeno ni alimento a los tumores malignos. A fines de los 90, un médico estadounidense descubrió que los tumores cancerígenos crean a su alrededor una red de pequeños vasos sanguíneos, a través de los cuales reciben los nutrientes para seguir creciendo. Si se eliminan, los tumores se atrofian.

Aunque desde entonces han surgido varios fármacos dirigidos a detener el crecimiento de esta verdadera red de abastecimiento de los tumores, los ensayos clínicos han demostrado que este nuevo medicamento es más efectivo. Tanto, que su primera aplicación será en dos de los cánceres más resistentes a las terapias: el de mamas y el melanoma.

Existe otra proteína que nuestro organismo usa habitualmente como una señal para alertar al sistema inmunológico y generar las defensas contra las infecciones. Se llama Interferón beta-1a pegilado, su nombre es complicado, pero su acción sobre una de las enfermedades más difíciles de tratar no lo es tanto: está comprobado que enlentece el avance de la esclerosis múltiple, una patología neurodegenerativa que afecta a unos 3.000 chilenos. Se sospecha que un virus podría desencadenar un ataque inmunológico sobre la mielina en estos pacientes, lo que va dañando ciertas áreas cerebrales. El fármaco frena este ataque y permite que las lesiones se recuperen.

Liraglutide es una proteína que estimula la liberación de insulina por parte del páncreas, por lo que el mes pasado Europa aprobó su uso como un nuevo y prometedor tratamiento en la diabetes tipo 2, las más frecuente entre los adultos y que representa más del 80% del total de diabéticos. Pero lo innovador de este producto, de laboratorio Novo Nordisk, es que además tiene un efecto en la obesidad, ya que reduce el apetito y estabiliza el peso.

ESPECIFICIDAD ANTE TODO
A fines de los 90, el médico estadounidense Brian Druker abrió otra línea de investigación, que hoy está dando buenos dividendos a los laboratorios farmacológicos. Se trata también de moléculas biológicas, pero de acción ultraespecífica: su tamaño es ultrapequeño y su acción es limpia, es decir, afecta a un receptor o una enzima, sin provocar casi efectos adversos.

Sus primeros resultados se vieron ya hace algunos años, cuando un fármaco de este tipo, conocido como Glivec, comenzó a salvar a miles de pacientes afectados por leucemia mieloide crónica y varios otros tumores. Ahora, el laboratorio Array Biopharma tiene varias de estas moléculas pequeñas en estudio, pero dos de ellas son las más promisorias, ya que se infiltran al interior de las células cancerosas, impidiendo que sigan creciendo y multiplicándose. Se trata de pastillas muy potentes y bien toleradas para frenar al melanoma, el tumor de páncreas, colon, pulmón y mama.

Onglyza, también de este tipo de moléculas, actúa sobre la diabetes tipo 2 o del adulto, enfermedad que afecta a más de 200 millones de personas en el mundo y que ha sido sindicada como la epidemia de la modernidad. La FDA la destacó por no presentar riesgo cardiovascular y en abril pasado recomendó su aprobación. Hasta el momento, los tratamientos para esta patología son la metformina y algunos estimulantes de la producción de la insulina con malos resultados, ya que tienen riesgo cardiovascular.

El cáncer de riñón, que afecta a 190 mil nuevas personas al año en el mundo, también está en la mira de este tipo de fármacos. Afinitor es una molécula que bloquea un receptor específico en las células de este órgano, lo que bloquea el crecimiento del tumor. Su eficacia llevó a la FDA a aprobarlo en marzo para tumores que no respondieron a otras terapias.

NANOPARTÍCULAS
Se trata de estructuras que son una décima parte del tamaño de las moléculas de acción ultraespecífica. Fue en 1995 cuando estas nuevas herramientas de la medicina hicieron su aparición en los laboratorios. Y uno de sus mayores beneficios viene precisamente de la mano de su tamaño: al ser de nivel casi atómico, pueden ser inyectadas en una sola dosis al mes, pero su acción se prolonga por todo ese período. Esto, porque su geometría las hace muy estables, lo que les permite almacenarse e irse liberando en forma paulatina.

La esquizofrenia, patología mental devastadora que afecta al 1% de la población en el mundo, es una de las primeras enfermedades que se beneficiarán de las nanopartículas. El laboratorio Johnson & Johnson desarrolló una nueva terapia que controla con eficacia sus síntomas.

PROBLEMAS DE PRESIÓN
Pero también hay novedades en el mercado de los fármacos tradicionales. Darusentan actúa a nivel del endotelio, la capa más interna de las arterias, a las que devuelve su elasticidad y su capacidad de dilatarse. De esta manera, normaliza la presión mejorando el pronóstico de quienes sufren hipertensión. Otra drogas actúan modificando las corrientes de calcio o bloqueando ciertos receptores de las arterias.

Quienes más se beneficiarán de este fármaco, que se espera sea aprobado por la FDA a principios del 2011, son el 30% de los hipertensos que no responde a los actuales tratamientos, incluso si toman tres medicamentos simultáneos.

Cerca de dos tercios de los adultos mayores de 60 años en el mundo sufren de presión arterial elevada. Una enfermedad que de manera silenciosa va dañando distintas partes del cuerpo, como los riñones y la visión, o causando infartos al corazón y al cerebro.