CARENTE DE VIDA
La Luna no contiene organismos vivos, ni fósiles ni compuestos orgánicos nativos. Pruebas intensivas en las rocas no revelaron ninguna evidencia de vida pasada o presente. Además, los compuestos orgánicos no biológicos se encuentran casi ausentes y los rastros detectados pueden ser atribuidos a la contaminación de meteoritos.

EL ORIGEN
Antes de que los astronautas de la Nasa recogieran muestras, las especulaciones marcaban las teorías sobre la conformación y origen de la Luna. Gracias al Apollo 11, se supo que el satélite está compuesto por material rocoso generado por antiguas erupciones volcánicas y que el satélite ha sido víctima de numerosos impactos de meteoritos.
Las rocas revelaron pistas de antiguos campos magnéticos, aunque hoy la Luna no posee ninguno.

ANTIGÜEDAD
La gran presencia de cráteres de meteoritos en la Luna y las edades de las muestras recogidas entregaron datos clave sobre la evolución geológica de Mercurio, Venus y Marte. Así se determinó que los primeros mil millones de años de existencia de la Luna fueron similares a los demás planetas parecidos a la Tierra. Antes del Apollo, el origen de los cráteres lunares era desconocido y las causas de los que existen en la Tierra eran objeto de fuerte debate.

TERRENO LUNAR
Las rocas más jóvenes de la Luna son casi tan viejas como las más antiguas existentes en la Tierra, lo que ha permitido averiguar sobre los eventos que dieron forma a ambos cuerpos. La edad de las rocas lunares varía entre 3,2 mil millones de años en las cuencas más bajas a 4,6 mil millones en las zonas más altas. Mientras la erosión y placas tectónicas continúan transformando las superficies más antiguas de la Tierra, en la Luna éstas se mantienen casi iguales.

SEMEJANZAS
La composición de las rocas existentes en la Luna y la Tierra muestra claramente un origen común. En comparación con la Tierra, sin embargo, en sus orígenes la Luna se hallaba altamente carente de hierro y de elementos volátiles que fueron claves para formar los gases atmosféricos y el agua.

OCÉANO ARDIENTE
Temprano en su historia, la Luna albergaba un océano de magma de decenas de kilómetros de profundidad. Hoy las llanuras  altas contienen restos de rocas que flotaban en esa formación.

LOS OTROS DESCUBRIMIENTOS
Asteroides: las amplias cuencas de zonas como Mare Imbrium corresponden a gigantescos cráteres de impactos ocurridos hace 3,9 mil millones de años y que fueron llenados por fluidos de lava.

Asimetría: la Luna es asimétrica, debido a la influencia grativacional de la Tierra. Su corteza es más gruesa en el lado más lejano.

Rastros solares: la superficie está cubierta por rocas y polvo que revelan la historia de la radiación solar, factor clave para entender los cambios climáticos en la Tierra.

Alta temperatura: las rocas lunares se generaron con alta temperatura y casi sin agua. Por esto no hay arenisca ni piedra caliza, lo que muestra la importancia del agua en la formación geológica de la Tierra.