1- En la orilla. Rafael Chirbes.
El escritor Luis García Montero recrea la obra ganadora. Considera al autor valenciano como uno de los novelistas españoles que mejor cuenta la realidad porque lleva muchos años persiguiendo su sentido. La intimidad de los personajes, el decorado de las vidas privadas y las historias públicas se tejen en un universo narrativo que ordena e interpreta ese argumento llamado España. La dimensión ética perfila la mirada y el vocabulario de Chirbes. Su poder es inseparable de la búsqueda de sentido, de la lucidez.
2- Limónov. Emmanuel Carrère. Traducción de Jaime Zulaika.
Limónov: he aquí un hombre que acumula, como los escritores malditos, experiencias (mayordomo, mercenario, político, poeta, mendigo, preso en campos de concentración, cabeza rapada) en distintos lugares (Ucrania, Nueva York, París, los Balcanes, Rusia) con una idea clara: no colaborar con las verdades oficiales. Es por eso por lo que podría ser el héroe que a él le gustaría, un Rimbaud possoviético, o el héroe que necesitamos nosotros, uno que dinamite este Sistema represor, pero gracias a Emmanuel Carrère, que le sigue la pista, le entrevista y se documenta exhaustivamente para construir este fascinante reportaje novelístico, nos damos cuenta de que, en realidad, Limónov es un pobre tipo carcomido por unas contradicciones que le superan. Y salvaje como un cable de acero suelto dando latigazos al azar, no como una fiera dueña de su musculatura y su energía. Pura fuerza impura que Carrère sabe domar con una prosa y un ritmo geniales.
3. Obra completa. Blas de Otero.
Como su paisano Unamuno, Blas de Otero ha pasado por escritor bronco y de traza casi metalúrgica, siendo heredero de Juan Ramón, virtuoso del verso y, quizá junto a Ory, el sonetista más dotado de su generación. Como Antonio Machado, ha sufrido el mohín desdeñoso de los exquisitos, desconfiados de sus jaleadores antifranquistas, cantautores incluidos. Pero no se puede tapar el sol con el dedo de los prejuicios: Obra completa es fruto de un poeta excepcional. En sus primeros libros dislocó ritmo y sintaxis para poner música al estertor existencial. Antes de quedar fosilizado en el traje retórico para funcionarios de la desesperación, rebajó el patetismo en aras de la poesía coral, pidió la paz y la palabra y escribió En castellano (que publicó en francés para sortear la censura: Parler clair). Nunca desertó de la luz del lenguaje: sus últimos libros, varios de ellos inéditos, muestran al vivo la almendra de la conciencia personal y la fraternidad humana.
4. Todo lo que era sólido. Antonio Muñoz Molina.
Entre las novedades bibliográficas sobre la crisis publicadas durante este último año, que casi están a punto de crear una nueva burbuja como la inmobiliaria, destaca el exitoso ensayo de Antonio Muñoz Molina en el que se realiza una reflexión —en clave de denuncia— de lo que no vimos o no quisimos ver antes de 2007. Es decir, y a modo de ejemplo, negocios fáciles al amparo del poder político y derroche del dinero público en infraestructuras superfluas y en exaltación de la fiesta y el ocio. La excelente prosa de este ensayo pone por escrito la situación traumática a la que hemos tenido que enfrentarnos el común de los mortales en los últimos seis años e incita a examinar los factores que han ido mermando el impulso que ha permitido a España, a pesar de la actual crisis, vivir el periodo más largo de prosperidad y democracia de su historia. Luis Perdices de Blas.
El potente comienzo de Canadá —"primero comentaré lo del atraco que cometieron nuestros padres. Y luego lo de los asesinatos, que vinieron después"— me hizo creer que leería sobre hechos, la intriga descifrándose y la letra deslumbrante de Richard Ford contándomelo. Me equivoqué, no en el brillo de la letra que seguía intacto, sino en la sencillez resolutiva que de antemano le atribuí a la novela y que se desvanecía según hablaba Dell Parsons, un sexagenario profesor regresando a la primavera de 1960, cuando comenzaron a fraguarse los sucesos, y él y su melliza Berner tenían 15 años. "No siempre vamos a sitios. A veces acabamos en ellos". Great Falls, Montana. El atraco. Meses después, Fort Royal, Canadá: los asesinatos. Canadá en su intriga intimista y turbadora contiene una carga de profundidad imposible de esquivar. Está el desarraigo, la conversión de hechos decisivos en secundarios, los herrumbrosos paisajes que incluye casas y espacios interiores. Y duele el desvalimiento del presente. Sí, tomemos nota: "Hay que vivir como si cada día encerrara en sí mismo una pequeña existencia" o: "Asegúrate de tener siempre algo que no te importe perder". Un Ford imprescindible. María José Obiols.
6.Mi vida querida. Alice Munro.
El noviazgo cruelmente abortado de una virginal profesora; el fugaz encuentro amoroso en un tren de una joven madre que huye de su matrimonio; ser poeta de provincias y asistir sola a una fiesta de intelectuales; celos mortales de una esposa setentona al aparecer en casa un ligue de juventud del marido octogenario: en cada uno de los 10 relatos de Mi vida querida Alice Munro asombra con la vertiginosidad con la que resume una existencia y la puntería con la que enfoca y amplía como con zum sus momentos clave. Sin preocuparse por la linealidad o la cronología, con artísticos saltos hacia delante o atrás, Munro llega al hueso del alma humana, y descubre con delicadeza el punto de inflexión de cada vida, su quebradura. La premio Nobel canadiense retrata personajes del montón, mujeres sometidas por familia, prejuicios de género o religión (estos últimos en una variante canadiense que pone los pelos de punta) y las salidas poco convencionales que encuentran. Lo extraordinario de su arte narrativo —el de una incontestada maestra de la elipsis— es su luminosa dimensión humana, con todas las aparentes pérdidas y dolores que contiene. Cecilia Dreimüler
Elegante y poderosa es la nouvelle con la que Echenoz nos abisma en la Gran Guerra a las puertas de su centenario. Un cataclismo que el autor francés desgrana a lo largo de 15 capítulos con la eficacia narrativa y la ironía a las que nos tiene acostumbrados. Con la lupa sobre un puñado de personajes —cinco jóvenes de la Vendée francesa movilizados para la contienda y una mujer importante en la vida amorosa de dos de ellos— plasma con breves pinceladas esa catástrofe desencadenada por el hombre, sin el afán de elucidar las estrategias militares o los motivos por los que estalló la violencia. Muerte, devastación, mutilaciones: el horror bélico cabe en apenas un centenar de páginas cuya nítida prosa libre de hipérboles, ampulosidad o redundancias incide en el lector con la exactitud de un escalpelo. 14 es una pieza concentrada, sobria y delicada acerca del zarandeado destino de los individuos en tiempos de calamidades que deja el eco distintivo de la buena literatura. Marta Rebón.
8.Sociofobia. César Rendueles.
Sociofobia. El cambio político en la era de la utopía digital, de César Rendueles, es una rara avis. Es una aportación de nuestro pensamiento a un debate actual dominado por autores anglosajones. La obra ha tenido una difusión sorprendente, para tratarse de un libro de ensayo, que aunque sea accesible exige atención y discernimiento de sus lectores, y ya va por su tercera edición. Por otra parte, ha recibido reseñas críticas extensas y razonadas, aunque no necesariamente de acuerdo con sus postulados. Sociofobia analiza y critica la ideología tecnófila que impregna nuestra sociedad, y muy concretamente sectores de ella empeñados en su cambio. Así, afirma que la tecnología no conduce automáticamente a transformaciones sociales liberadoras. En un contexto de relaciones sociales fragilizadas, los vínculos que crean las redes parecen insuficientes para hacer aquello que se espera de una sociedad: que sea un sistema de ayuda mutua entre sus miembros. José Antonio Millán.
Todo es furtivo y sin embargo todo sucede en la inmensidad de una llanura, en larguísimas travesías desérticas, en poblados abandonados como si la geografía de la desesperanza hubiese encontrado una nueva patria. Las figuras del cabrero y el niño huido se ligan con una inverosímil fibra emocional, pero el acoso al que esta novela somete al lector es frío y metódico, como si contar la rapiña humana y el desvalimiento solo pudiese hacerse contra el patetismo sentimental. Es novela de espacios sin metáfora, es fulgurante y precisa en su paisaje yerto, de vitalidad tan mineralizada que no queda rastro de ella y si existe se agosta hasta desaparecer. La violencia acecha con una pureza que equipara paisaje humano y moral a través de la mirada fríamente arrebatadora de un narrador que cuenta con un lector cobijado y protegido, e incomprensiblemente culpable de la vida calcinada.Jordi Gracia.
A veces,las medicinas llegan cuando los enfermos más las necesitan. En los últimos meses los trabajos de autores como los que firman este libro, pero también Andrés de Blas, Juan Pablo Fusi, Antonio Morales, Javier Moreno Luzón o Xosé Manoel Núñez Seixas, han visto la luz para iluminar un páramo aparentemente oscuro. Había importantes lagunas para asentar un conocimiento serio sobre los discursos y los mitos que han fundamentado el nacionalismo español y la construcción de las distintas historias de España, pese a los esfuerzos de clásicos como Vicens Vives, o los más recientes de Santos Juliá, Ricardo García Cárcel y Sisinio Pérez Garzón. En este libro hay rigor, exhaustividad, buena escritura, orden y hasta humor. Y habla de España sin olvidar sus "partes". Hoy, más que casi nunca, un libro como este. Jorge Martínez Reverte.