Después de rendir varias pruebas, la hija de Carolina Silva ingresó este año a octavo básico en el Liceo 7 de Providencia. La apoderada cuenta que, cuando se enteró que en la enseñanza media de este plantel (que tiene puntajes Simce y de PSU por sobre el promedio nacional), debería pagar una mensualidad de $ 9.200, se "sorprendió". Sin embargo, señala que "si mi hija está en un colegio municipal no es porque sea gratis, sino porque apoyo la educación pública".
Añade que si debe realizar un copago en "un colegio de Providencia, qué queda entonces para otras comunas".
Según información entregada por el Ministerio de Educación (Mineduc), a través de la Ley de Transparencia, en el país hay otros 99 planteles municipales -de los más de cinco mil, en todo Chile- que tienen financiamiento compartido.
El subsecretario de Educación, Fernando Rojas, plantea que este sistema de financiamiento compartido sólo se puede dar "cuando exista el acuerdo mayoritario de los padres y apoderados", y únicamente para los cursos de enseñanza media.
Otra restricción es que los colegios deben otorgar becas para los alumnos vulnerables y no pueden realizar cobros a estudiantes de la comuna que tengan problemas socioeconómicos, indica Rojas.
A esto se suma una circular de la Superintendencia de Educación que establece que estos liceos no pueden cobrar más de $ 97 mil al mes. Asimismo, se fiscaliza que los planteles no cobren extra y que no existan cancelaciones de matrícula por morosidades, una vez iniciado el año lectivo.
Cómo funcionan
Desde Coquimbo hasta Los Ríos, y en comunas como La Serena, La Ligua y Ancud hay colegios con sistema de copago. Sin embargo, la Región Metropolitana es la que concentra más establecimientos con este sistema, en comunas como Macul, Providencia y Las Condes. Las mensualidades en estos planteles fluctúan entre los mil y $ 27 mil, y se estima que hay cerca de 15 mil alumnos en estos colegios.
Vitacura es otra comuna que tiene colegios con copago, como, por ejemplo, el Liceo Amanda Labarca, que, según detalla su director, Oscar Vilches, desde 1995 cuenta con este sistema, tras una consulta realizada a la comunidad educativa. En este plantel la mensualidad llega a los $ 27 mil. Añade que, por este concepto, reciben cerca de $ 65 millones al año, que se destinan a "mejorar la calidad educativa".
Esta situación se repite en el Liceo Augusto D'Halmar, de Ñuñoa. Su director, Jaime Andrade, asegura que los fondos recibidos "los utilizamos para mejorar la educación y la infraestructura". Agrega que también otorgan becas a cerca del 40% del alumnado (ver recuadros).
A pesar de esto, Ernesto Treviño, director del Centro de Políticas Comparadas en Educación de la U. Diego Portales, señala que el cobro de mensualidades "va contra el sentido de la educación pública y de garantizar el derecho a la educación de todos los niños. Creo que es una práctica que debiera erradicarse". Agrega que el financiamiento compartido genera segregación e incluso "algunos padres se autoexcluyen (...), dejan de considerarlo como una posibilidad para enviar a sus hijos".