Jorge Mario Bergoglio, de ahora en adelante el Papa Francisco, deberá enfrentarse a grandes retos al mando de la Iglesia Católica, más aún cuando esta se encuentra en una severa crisis que ha apuntado al funcionamiento de la Curia Romana y a los casos de presuntos abusos sexuales por parte de algunos religiosos.
Por ende, la misión del nuevo sumo pontífice no es solamente recuperar la credibilidad de la Iglesia, sino además reencantar a quienes de alguna u otra forma se han mostrado decepcionados producto de los errores al interior del orbe católico.
1. Reforma de la Curia Romana
Benedicto XVI dejó su pontificado sin solucionar la reforma de la Curia. El caso Vatileaks reveló lo que era un secreto a voces: intrigas y enfrentamientos por el poder al interior del gobierno central del Vaticano.
Es la modernización más esperada por los expertos, que todos los cardenales examinaron también antes del cónclave, con el fin de racionalizar y optimizar recursos para agilizar y hacer más transparente su misión.
"La reforma de la Curia debe conducir a una simplificación de las estructuras, la Curia no debe ser un órgano de gobierno", dijo a la agencia AFP Andrea Tornielli, vaticanista de La Stampa.
Este experto sugiere que "para evitar los problemas de los últimos años" se podría introducir un "nuevo organismo colegial" en el gobierno de la Iglesia.
2. Secularización y pérdida de vocaciones
Actualmente, el 46 por ciento de los 1.200 millones de católicos del mundo viven en América Latina, y su proporción dentro de la cristiandad crece ante la progresiva secularización, la caída en el número de fieles y la escasez de vocaciones en Europa, el centro tradicional de la cristiandad y durante siglos principal impulsor de las misiones y la evangelización.
La descristianización de Occidente, sobre todo de Europa, llevó a Benedicto XVI a crear un dicasterio para la Nueva Evangelización y para ello convocó un sínodo de obispos.
El Papa Francisco debe canalizar las propuestas de los prelados, entre ellas una catequesis adecuada y el uso de nuevos lenguajes para mostrar a Cristo, según un análisis que consigna agencia EFE.
3. Nueva evangelización
Es la madre de todas las prioridades. Tras la fuga de fieles y secularización, este tema ha sido tan urgente, que fue uno de los primeros de debate en las congregaciones generales de todos los cardenales que precedieron al Cónclave, para definir las características necesarias del nuevo Papa.
Se trata de un punto vivido con preocupación ya por su predecesor Benedicto XVI, que en 2010 creó un departamento especial, el Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización, para revitalizar y fortalecer el rol misionero de la Iglesia.
4. Abusos sexuales
Una historia que explotó bajo el pontificado de Joseph Ratzinger con la aparición de los informes del gobierno y de los casos de maltrato infantil no sólo en los Estados Unidos, el primer país donde el tema emergió con fuerza, sino también en muchos países de Europa, con Irlanda a la cabeza, pero también en Alemania, Holanda, Austria, Bélgica e Italia, además de América Latina.
Ratzinger ha marcado un cambio con ese problema en el pasado. Impuso tolerancia cero, emitió normas más restrictivas y reiteró en numerosas ocasiones su perdón a las víctimas.
Sin embargo, la formación de los seminaristas y religiosos y el discernimiento a la hora de la admisión son temas cruciales.
5. Transparencia en la banca
Las finanzas de la Santa Sede, en particular de la banca vaticana, han quedado en entredicho por supuestas acusaciones de corrupción. El controvertido Instituto de Obras para la Religión (IOR), que gestiona un patrimonio de 5.000 millones de euros (más de 6.000 millones de dólares), necesita igualmente una limpieza tras las críticas por su falta de transparencia.
La mayor publicación religiosa italiana, Famiglia Cristiana, hizo recientemente un llamado para que el IOR salga del sistema financiero internacional y se transforme en un "banco ético".
El tema del banco fue abordado en el último día de la asamblea de cardenales, la víspera del cónclave, una tardanza que el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, justificó diciendo que "no es el punto principal para establecer los criterios para la elección del papa".