Carolina Tohá
La eterna promesa
La ilusión ha sufrido el desgaste propio del tiempo, pero aun así todavía algunos corazones del laguismo, o quizás de la vieja Concertación -esos que miran a la Nueva Mayoría por encima del hombro-, guardan la esperanza de ver volar a Carolina.
Lleva décadas siendo la gran promesa, la niña estrella, la protegida, la heredera de un título que sólo se traspasa por vivencias comunes, por participar en los mismos cuentos. Por haber estado juntos en el exilio, por pertenecer a una dinastía que experimenta el mismo orgullo cuando escucha la palabra transición.
Pero no ha sido sólo bendición la de Carolina Tohá. Ella ha trabajado duro por honrar su título, por dar contenido propio a una simbología que algo tiene de romanticismo. Estudió Derecho en la Universidad de Chile, un doctorado en Ciencias Políticas en Milán, dos veces electa diputada, presidenta del PPD, ministra del anterior gobierno de Bachelet, alcaldesa de Santiago. Dueña de una historia ligada al compromiso político y depositaria del sueño de los viejos de la Concertación que anhelan ver el momento en que esa potencia se transforme finalmente en acto, para traer de vuelta la sensatez y la mesura a la centroizquierda.
Josefa Errázuriz
La historia de una épica extraviada
En la campaña municipal de 2012, Josefa Errázuriz fue el símbolo de una épica. Un telón blanco en donde se proyectaban las ideas de un cambio que la sobrepasaba a ella y a sus propuestas. La candidata surgida del invisible mundo de las juntas de vecinos y el activismo de barrio burgués fue una figura que repentinamente se hizo nacional, más que por su carácter o trayectoria, por lo que representaba como expresión de deseo: ella era el rostro de lo nuevo, lo limpio, lo fresco, lo amable, aquello que debía ser elevado al sitial del poder político municipal; ese espacio que se entiende directamente con el ciudadano en sus necesidades más prosaicas: el alumbrado público, los horarios del camión de basura, la poda de los árboles y todo ese entramado doméstico que funciona como una especie de bisagra entre el living y la vereda. La construcción de su figura fue una tarea colectiva en un minuto particularmente receptivo al discurso de cambio ciudadano, un ánimo alimentado por una nueva izquierda bienpensante encarnada en el -en ese entonces- movimiento Revolución Democrática. Ellos la certificaban como la persona adecuada para el momento.
Josefa Errázuriz tuvo, por así decirlo, la bendición de quienes habían participado en el movimiento estudiantil, lo que la transformó en una figura atractiva para los rebeldes de baja intensidad y los modernos del barrio Italia que habían hecho de Providencia durante la última década su maqueta de multiculturalismo descafeinado, sacudiendo la comuna de su fama de residencia preferente del adulto mayor venido a menos y recreando en su límite surponiente la fantasía del loft de Williamsburg con vista al desarrollo; un rincón de Providencia como un espacio piloto en donde los jardines orgánicos comunitarios serían cultivados entre tiendas de diseño. Era, sin duda, un ensamblaje variopinto que funcionó a la perfección, pese a los contratiempos de campaña, como aquella entrevista en que la candidata debió responder sobre asuntos públicos más complejos que la eficiencia de los parquímetros o el robo de autos y se vio sorprendida con la pregunta sobre el matrimonio igualitario. Dijo que no, que ella no aprobaba esa idea. Sonaron las alarmas. El personaje mostraba repentinamente una grieta a la que se le debió aplicar albañilería con velocidad. En la noche de ese mismo día, en otra entrevista concedida luego de un tsunami de reclamos, Josefa Errázuriz se desdijo y sostuvo que, sin duda, ella era partidaria de que las parejas del mismo sexo pudieran casarse. ¿Por qué era tan importante que la candidata a una alcaldía hiciera ese gesto sobre un tema que escapaba a las funciones municipales? Justamente, porque ella significaba mucho más que un nombre para encabezar la administración de una comuna.
Evelyn Matthei
La decisión de Evelyn
Evelyn Matthei es peleadora (lo cual no está mal para la política de hoy), rubia (lo cual puede ser complicado para una derechista), muy autónoma (lo cual la salva del gallinero de los partidos), singular (cosa que puede hacerla distinta) y dedicada a la causa (cosa que nunca está mal, al menos en quienes tienen un sentido luterano del esfuerzo). También es encantadora, y eso puede ser un problema para las mujeres que actúan en política. Al final, el deseo de encantar o seducir puede llevarlas con facilidad a la vehemencia o a una emocionalidad sobregirada. La cátedra dice que la política se aviene mejor con la cabeza fría que con la sangre hirviente, pero atendido el tiempo que se ha mantenido en la trinchera y la experiencia que Matthei ha acumulado en este frente, eso no pareciera ser muy exacto en su caso.
A diferencia de lo que es habitual en el gremio de los políticos, donde la cantidad de invitaciones al banquete es muy reducido en relación a la manga de los que quieren comer, Evelyn Matthei se encontró con su destino -la política- casi por casualidad. Hasta que decidió afrontarlo, nada anticipaba que se iba a dedicar a la cosa pública. Dicen que su inesperado debut tuvo lugar en un programa de TV de comienzos del 88. Era un rostro fresco, bonito y distinto, que obviamente tenía que destacar en la estética decadente y pintarrajeada del pinochetismo que entonces capturaba a la derecha.
Leopoldo Méndez
Citizen Méndez
Hace tres años las preocupaciones de Leopoldo Méndez atendían asuntos exclusivos de la pantalla. Tal como las Kardashians, protagonizaba junto a la familia un reality con su apellido, donde todo Chile se dio cuenta que su hijo quinceañero era completamente gay aunque él, en un maravilloso giro del guión, dispusiera en el cumpleaños del retoño la presencia de chicas ligeras. Confirmamos que a Leo le gustaba la fiesta y también ayudar. En uno de los ciclos del programa ocurrió un incendio que arrasó la parte alta de los cerros Rodelillo y Placeres. Leo partió. Entregaba material mirando apesadumbrado esas laderas que parecían devastadas por napalm, las cámaras siempre detrás. Leo abrazaba a la gente, conversaba de tú a tú sin el tono impostado del animador que por un rato abandona el confort del estudio para mostrar compasión en la tragedia. Antes de ser DJ Méndez, Leo era parte de ese pueblo.
Nacido el 21 de julio de 1975, creció en la avenida Portales 474 del cerro Barón en un pasaje sin salida de casas hechizas, a pasos de un mirador con una de esas vistas de postal de una ciudad extremista como Valparaíso, de magníficas panorámicas y horrorosos primeros planos. Callejeaba todo el día, volvía cuando las luces de la calle titilaban. Leo se portaba mal. A veces su madre no sabía cómo controlarlo. Solución. Meterlo a un tambor de 200 litros lleno de agua. "Yo era muy rabioso", me contó una tarde nublada del otoño de 2013. Recorríamos su barrio. Sufrió mucho, dijo, al dejar atrás el cerro y los amigos por emigrar a Suecia, cuando el puerto empobrecido se quedaba sin sus familias más jóvenes, para convertirse en los últimos años de Pinochet en una ciudad desdentada generacionalmente.
Joaquín Lavín
Las palabras y las cosas
Joaquín Lavín será el próximo alcalde de la comuna de Las Condes. No es un misterio lo que dirán las urnas. Vuelve al lugar donde nació como político. Y no es una casualidad su regreso al nido. Es más bien un premio de consuelo. Intentó competir con Carolina Tohá en Santiago, pero las encuestas no le daban posibilidad alguna. Entonces se juntó con su amigo Francisco de la Maza y otros personeros de la UDI y determinó ir a la segura, ganar sí o sí, luego de la derrota que sufrió en su campaña como senador.
El enigma, si es que hay uno, radica en qué motiva a Lavín a adjudicarse un cargo de menor envergadura política respecto de los puestos que ostentó en el pasado. Fue alcalde de dos comunas, ex candidato presidencial en más de una ocasión, ex ministro de dos carteras y secretario general de su partido. Quizá la respuesta sea tan simple como contundente: Lavín es un político profesional, es decir, un adicto al poder. Ya no desea cambiar Chile, ni arrogarse ideas o nuevos proyectos. Ahora lo suyo es flotar, mantenerse atento y con derecho a opinión. Y eso sólo se lo entrega una zona que conoce, un lugar donde es apreciado, en el que se siente seguro.
Cathy Barriga
La sobreviviente
Es imposible saberlo con certeza, pero es bien probable que la mayoría de los 525 mil habitantes de Maipú, la segunda comuna más poblada del país, sepan quién es Cathy Barriga. Porque Cathy Barriga, antes de ser candidata a alcaldesa por Chile Vamos, y antes de ser Core, era "de la tele", lo que en Chile la convierte en una persona digna de escuchar, sea lo que sea esté diciendo. Los espectadores consideran a los famosos como parte de su propiedad; hombres y mujeres para escuchar, analizar, acompañar, juzgar, amar. Suyos. Ahí, Cathy Barriga se convirtió en una marca propia.
Porque no fue parte de cualquier televisión, sino que viene de la de los realities y el Axé. Si alguien se saltó sus primeras incursiones en la pantalla chica como la "Robotina" en Canal 2, definitivamente la conocieron en Mekano. El programa de Mega, una fiesta juvenil con poca ropa y mucho baile, transformó a sus bailarines en estrellas. En esa fauna, el rol que cumplía Barriga era el de la rubia dulce, que sonreía mucho y hablaba suave. Escarbando en YouTube, se encuentran videos de ella en bikini, con una serpiente al cuello, haciendo equilibrio por encima de una piscina, con los gritos de José Miguel Viñuela de fondo. O, también, lavando un auto en algo parecido a un colaless, en medio del estudio. Están también las coreografías, donde Cathy, ombligo al aire, se menea junto a ese grupo de jóvenes felices de recibir la atención de las cámaras.
Daniel Jadue
Emblema comunista
En la elección municipal pasada resultó electo alcalde de Recoleta gracias al subsidio de la derecha, que decidió regalarle la jefatura edilicia al competir dividida. El ex dirigente estudiantil comunista Daniel Jadue no desaprovechó la oportunidad y, junto con asegurar el cargo, tuvo después el talento para convertirse en la autoridad comunal más emblemática del PC. Tanto, que su nombre hoy suena como posible precandidato del partido para una eventual primaria presidencial de la Nueva Mayoría.
Fue el padre intelectual de las farmacias y las ópticas 'populares', iniciativas que permitieron a los vecinos acceder a medicamentos y anteojos de menor costo, y que terminaron siendo replicadas en diversas localidades, incluso por alcaldes de oposición. Militante disciplinado de la tienda de la hoz y el martillo, ha tenido, sin embargo, el pragmatismo suficiente para construir una red política amplia, tejiendo lazos en diversas colectividades del oficialismo a nivel local. Reconocido rostro y dirigente de la comunidad palestina residente en Chile, ha logrado convertirse en poco tiempo en uno de los líderes emergentes de la izquierda a nivel nacional.