Cuando el cine de Hollywood hacía películas para adultos, y más aún, con mensajes abiertamente progresistas, Sidney Lumet era el hombre. Dedicado a indagar en las fisuras de una sociedad que presumía de eficiente e íntegra, el vehemente director neoyorkino entregó un puñado de cintas entre las décadas de los sesenta y setenta, que lo convirtieron en una de las miradas más lúcidas del cine contemporáneo.
Hoy, con cerca de 50 películas, 14 series para televisión y un Oscar honorífico, Lumet cumple 85 años y lejos del retiro, planea nuevos proyectos. El autor de los clásicos Doce hombres en pugna, Asesinato en el Orient Express, Serpico, Tarde de perros y la magnífica Network, dijo recientemente que sueña con filmar junto a Julia Roberts pese a que como reconoce, la comedia no es lo suyo.
Habituado a tensos thrillers donde la justicia emerge ambigua y sórdida, Lumet nunca ha aido considerado un maestro pese a que su mirada y carácter insobornable lo convierten en uno de los directores con más presencia en el cine estadounidense.
Marlon Brando, Katharine Hepburn, Paul Newman, Al Pacino, Richard Burton, Sean Connery y Sharon Stone, son algunas de las estrellas con que trabajó. En su primer filme, la notable Doce hombres en pugna (1965, catalogada por la Film Encyclopedia de EEUU como "brillante en todos sus aspectos"), tuvo al ícono de los actores liberales, Henry Fonda, como el integrante de un jurado que durante la deliberación busca demostrar la inocencia de un acusado.
En su opinión, los moralistas son "contemporáneos aburridos y bastante desagradables (...), además están equivocados y son falsos, ya que a todos nosotros nos toca vivir situaciones en la vida en las que hacemos cosas inmorales", dijo alguna vez.
Considerado como el director del "cine de justicia", Lumet es mucho más que un cineasta obsesionado con la denuncia. "Mis películas no son sobre errores judiciales. Hay un número limitado de ellos. Son sobre lo que el sistema judicial le permite hacer en un mundo que está contra uno", dijo. Y añade: "El sentido de la justicia es algo que aprendí muy pronto. Los ricos pueden descansar; los pobres, no. Y en aquellos años (de juventud) también comprendí que no hay que confiar demasiado en la ley y el orden, que no puedes fiarte de todos los policías", explicó.
Su último filme es Antes de que el diablo sepa que has muerto (con Philip Seymour Hoffman y Ethan Hawke), una agobiante exploración en la culpa y los designios más brutales del destino, la que es uno de los grandes títulos en lo que va corrido del año.
A los 85 años, y en un panorama donde las convicciones más arraigadas son obtener un buen resultado de taquilla, Lumet sigue trabajando como uno de los últimos cineastas clásicos, ajeno a las modas y a los valores de moda.